Fundación UPM apoyó la iniciativa de Didactya que, durante los fines de semana de julio y agosto, desplegó su Juegoteca Andariega en pequeñas localidades del interior de Paysandú y Río Negro. El fin del Proyecto es, por un lado, crear espacios de juego y recreación para niños y sus familias y, por otro, realizar un taller de capacitación brindando herramientas a los padres para que ellos mismos lideren actividades de recreación en sus propias casas o en otras instancias de encuentro social. El objetivo es que los beneficiarios potencien el intercambio familiar y visualicen la importancia del juego para reforzar las relaciones humanas y para ocupar de forma sana su tiempo libre.
Angelina Ferreri, coordinadora del Proyecto destaca que en uno de los pueblos visitados no había ningún espacio dedicado a los niños, y esta situación se repite en varias localidades.
La juegoteca se propone, entonces, responder a esa necesidad de generar espacios para las actividades de recreación infantil. Ferreri cuenta orgullosa que lo más maravilloso para los coordinadores y responsables del Proyecto es ser testigos del proceso de descubrimiento que los niños experimentan más allá de las dificultades que van encontrando en el camino, como el caso de un niño de nueve años que por primera vez se sienta ante un puzzle de 15 piezas o una niña de seis años que nunca antes había pintado con acuarelas ni utilizado un pincel. “Es emocionante ver cómo ellos se van encontrando con propuestas desconocidas y cómo muy rara vez se achican”.
Apto para mayores de diez
Durante los sábados y domingos, el equipo de Didactya, compuesto por Angelina Ferreri, dos estudiantes avanzados de Educación Física, los sanduceros María Belén Flores y José María Rosano, y la licenciada en Psicología, María Eugenia Domínguez de Tacuarembó, se ocupan de generar oportunidades de juego para niños y padres. “La idea es que todos participen: armamos propuestas incluso pensando en los adultos, juegos de ingenio especialmente diseñados para atraer a los padres”, señala Angelina.
Las reglas son valores
La propuesta comienza con una presentación de la Juegoteca donde el equipo plantea una serie de puntos a tener en cuenta: la importancia de compartir y cuidar juegos y –dado que son para todos y serán luego utilizados por niños de otras localidades; cooperar, el cumplir con las reglas para una mejor convivencia y para poder disfrutar.
Cuerpo y mente
Tras la presentación, se divide a los niños en dos grupos: de 0 a 7 años y de 8 años en adelante. Cada grupo está destinado a dos grandes áreas: la externa, con juegos de fuerza, variantes de deportes clásicos, carreras, entre otras propuestas lideradas por los instructores de Educación Física; y la interna, con juegos de mesa, taller con masa modeladora, encastres, música, disfraces, cuentos, entre otras actividades coordinadas por la psicóloga. “Los llevamos por el lado de la imaginación, les pedimos, por ejemplo, que inventen algún objeto o máquina que ayude a mejorar la vida de la ciudad y desde ahí surgen trabajos preciosos”, cuenta Angelina.
Luego se invita a los padres a unirse a la ronda sentada e intercambiar experiencias y opiniones.“Entre los adultos a veces cuesta romper el hielo pero cuando esto se logra y están a gusto se dan intercambios muy ricos donde expresan vivencias personales o los típicos temores de padres como que su hijo se pase el día frente a la computadora”, comenta Angelina.
Juegoteca de Paso
“Hacía falta algo así para los chiquilines”, expresa Isabel Dubovich, mamá de Carlos de nueve años. “Mi hijo volvió muy entusiasmado, le encantaron los juegos y a mi me gustó cómo compartió con otros niños”, añade esta madre del pueblo Paso de la Cruz.
Desde el equipo de Juegoteca, Angelina deja claro que la satisfacción y la gratitud son mutuas explayándose en anécdotas “que emocionan” como la de aquella niña de Paso de la Cruz que la jornada del domingo apareció en el salón y se quedó parada en la puerta, del lado de afuera. “No hubo manera de hacerla entrar, de convencerla que esto era para ella, que estaban todos los amigos.” Destaca luego que la alegría se le contagió y al poco rato ya se encontraba en el salón, feliz, mostrando lo que estaba haciendo con la masa, intercambiando con los amigos formitas, colores. “Son de esas cosas lindas para quien no crea o entienda cómo una oportunidad de éstas opera en esos gurises”.
Fuente: Deres. www.deres.org.uy