Compartimos la columna del ex diputado Washington Abdala bajo el título “Que lo parió con la selección…y el fútbol…que lo parió!!!”.
“Es que no me sale otra expresión. Nos sentimos todos aunados en algo en común. En este país solo lo logra el fútbol eso. La política nos divide, el fútbol nos une. Triste comprobación pero es así. Solo cuando Argentina nos tocó el culo con lo de Botnia, nos pusimos todos juntos detrás de un proyecto en común. Luego cada uno para su rancho. El plancha odiando al cajetilla. El frentista asqueándose del blanco o del colorado, y viceversa. Y cuando se hacen los discursos de tolerancia activa, más asco dan, porque son falsos y obscenos. Es un país en el que la gente se envidia a morir, en el que el éxito se castiga y en el que cuando alguien cae, por afuera y en lo protocolar «lo lamentamos» pero en privado o en el boliche con los íntimos, gozamos semejante tropezón. El uruguayo solo ama la pelotita de fútbol y el arte que por ella se despliega. Nos importa poco nuestros pintores, nuestros talentos profesionales, nuestros otros deportes, nada es muy relevante. Quizás sea porque como es un país en el que hay que tener algún palenque donde rascarse la gente viva con el alma caliente. Acá los grandes empresarios son hijos de grandes empresarios, o parientes de alguno, los grandes políticos vienen de tradiciones de familias de políticos, y los grandes chorros de guante blanco y berreta vienen de tradiciones de chorros de guante blanco o berreta. Si mis adorados, el nepotismo es una clave de este villorio, y hay que poner cara de boludo y no insistir mucho en el argumento porque son más los odios que se cosechan con su denuncia que los aplausos que se reciben. Solo el fútbol logra la magia que un mincho cualquiera logre llegar al cielo, ganar millones, casarse con divinas (que luego los clavan como un zapato, por eso el nene Forlán estuvo bien en escupir a la Zairita). Solo el fútbol describe la epopeya de Ulises, solo el fútbol nos hace soñar con lo plástico, lo lúdico, lo inteligente y lo genial. No es el pan y circo del que algunos intelectuales imbéciles hace unos años hablaban, es arte puro mis amigos. A veces un arte duro, destructivo, que corroe, pero arte al fin. Yo tengo la ansiedad del primer encuentro sexual con el partido de mañana, -y miren que hace tiempo que fue eso-, tengo ese cosquilleo con el alma encendida ante algo glorioso que voy a ver. Tengo la ansiedad de vivir algo mágico. La fiesta está por empezar”.