Con el lema «NO SUMEMOS MÁS VIOLENCIA. DECILE NO AL ABORTO», la Mesa Coordinadora Nacional Por la Vida manifiesta su rechazo y movilización ante los reincidentes anuncios de nuevos proyectos de legalización del aborto, que son notoriamente peores y más inhumanos que los de anteriores legislaturas, y que -de prosperar- significarían no un progreso sino un grave retroceso y desconocimiento de derechos en nuestro país.
En efecto, uno de ellos propone alargar los plazos para que puedan ser abortados aquellos gestantes que padecen malformaciones o discapacidades, entre ellos, los afectados por el síndrome de Down, y el otro proyecto elimina todo plazo.
En estos tiempos de creciente inquietud y hostilidad social, nuestro pueblo uruguayo reclama signos claros de respeto y valoración de la vida para afirmar la paz social. El Estado no puede abandonar y menos aún atentar contra la vida de los más débiles de los hijos de la nación, sino que debe velar por ellos y hacer respetar sus derechos ya consagrados en la Constitución y la ley.
Por eso, convoca a toda la ciudadanía, sin distinción de credos o partidos políticos, a manifestar su apoyo y defensa de los derechos humanos, y en particular del más básico y fundamental de todos, el derecho a la vida de todo ser humano, el Viernes 25 de Marzo, Día Internacional del Niño por Nacer, a las 19:00 horas, frente al monumento a la Libertad, en la Plaza Cagancha de Montevideo, Uruguay.
En este mes dedicado a los derechos de la mujer, resaltamos que el aborto siempre es una catástrofe para la madre, además de implicar la eliminación de un ser humano inocente.
Exigimos una verdadera solidaridad con la mujer embarazada que en vez de proponerle la falsa salida del aborto, le dé ayuda efectiva para poder traer a su hijo al mundo. En ese sentido, apoyamos el proyecto de ley que a los efectos fue presentado en la legislatura anterior.
Compartimos, por otra parte, la preocupación del Gobierno de la República por la poca población de nuestro país, el envejecimiento de la misma, la escasa natalidad, y los problemas que todo eso representa, por ejemplo, para la seguridad social y las cargas que debe llevar la población trabajadora. Ciertamente que no es cegando aún más la fuente de la vida que vamos a aportar una solución a esos problemas.
En particular, nos duele y alarma la forma en que se propone alargar los plazos para que puedan ser abortados aquellos no nacidos que padecen malformaciones o discapacidades, entre ellos, los afectados por el síndrome de Down.
Agrava la discriminación encerrada en todo proyecto de legalización del aborto el hecho de que dentro del conjunto de los ya discriminados se elija para una mayor discriminación aún a aquellos que ya sufren la carga de una discapacidad, alargando los plazos en los que sería lícito abortarlos.
Por el contrario, su presencia debería movernos a hacer realidad en ellos la frase de Artigas: «que los más infelices sean los más privilegiados».
Este gesto es profundamente contrario a la lección de humanidad y solidaridad que nos dan tantas instituciones que felizmente se dedican en nuestro medio a la atención, cuidado y promoción de los discapacitados, y entre ellos, de los niños.
Por otro lado, vemos que en otro proyecto se propone eliminar pura y simplemente el carácter delictivo del aborto y su prohibición legal, liberalizando totalmente el desconocimiento del derecho a la vida durante todo el período del embarazo.
Al mismo tiempo se califica de «discusión filosófica» a ser evitada, el elemental cuestionamiento acerca de cuál es el derecho que nos asiste para autorizar de ese modo la eliminación de toda una clase de personas.
Estamos seguros de que estas iniciativas son contrarias a los más preciados valores del pueblo uruguayo, por más que sean consonantes con una mentalidad individualista y egoísta que pretende imponerse desde los centros internacionales de la riqueza y del poder en nombre de una cierta manera de entender la «globalización» que tiene tintes genocidas.
Estamos pues todos invitados a la gran celebración del derecho a la vida de todo ser humano desde el instante de su concepción.