Un terremoto destructivo de magnitud 8,8 ha sacudido la costa noreste de Japón y ha provocado un tsunami con olas de hasta diez metros que ha alcanzado la ciudad de Sendai, donde el agua ha arrasado todo a su paso, incluyendo casas, coches, barcos y granjas y ha llegado a los edificios. También en el noreste del país, las autoridades niponas han declarado la emergencia nuclear después de que la central nuclear de Fukushima Daiichi se viese dañada por el seísmo. En la sala de control de su reactor número 1, se registraba esta noche un nivel de radiactividad 1.000 veces superior a lo normal.
Según la policía local de las zonas costeras próximas a la localidad de Sendai, se han encontrado al menos 351 cuerpos sepultados bajo el agua del tsunami. Pero fuentes policiales hablan ya de más de 1.000 víctimas entre fallecidos y desaparecidos, en esta tragedia del Viernes 11 de marzo.
Y las alarmas siguen encendidas. De hecho, a las 20.00 horas de España, cuatro de la madrugada, hora local, se ha vuelto a sentir un terremoto de magnitud 6,7 en la zona noroeste del país, justo en la costa opuesta que sufrió el primer seísmo. Concretamente, las ciudades más afectadas han sido Nagano y Niigata, aunque también se ha sentido en Tokio.
Como consecuencia de esta réplica, se ha perdido el contacto con cuatro trenes a lo largo de la costa. El temblor no viene acompañado de una alerta de maremoto como sí ha ocurrido en la costa este.
De hecho, la Agencia Meteorológica de Japón ha emitido una nueva alerta de tsunami para toda la costa oriental del país. Han advertido del riesgo «importante» de tsunami en Iwate, Miyagi y Fukushima, las provincias más afectadas por el seísmo.
La lengua de agua que se ha sufrido en la costa nipona ha sido más alta que algunas islas del Pacífico. Un barco con 100 personas a bordo ha sido arrastrado por las olas en el noroeste del país y se desconoce la suerte que han corrido los pasajeros.
Además hay dos trenes balas ‘desaparecidos’, uno en la prefectura de Iwate, en el noroeste, y el otro viajaba entre las ciudades de Sendai e Ishinomak. En ningún caso se conoce el número de pasajeros.
Por su parte, el Ministerio de Defensa dijo que 1.800 viviendas habían sido destruídas en la prefectura de Fukushima, reportó Kyodo.
El temblor, el mayor en Japón en 140 años y el quinto más fuerte en el mundo, según los sismólogos, ha provocado una alerta de tsunami en todas las costas del Pacífico, incluidas las de Australia y Sudamérica.
Pánico en la capital
El temblor ha ocurrido a las 14.46 hora local (6.46 hora española), ha sacudido varios edificios en Tokio y ha paralizado los transportes ferroviarios y por carretera en buena parte del país. El tráfico aéreo también ha quedado interrumpido en los aeropuertos de Narita y Haneda, a la espera de verificar el estado de las pistas. También suspendió los servicios del ‘Shinkansen’, el tren bala, en todo el país. Todos los puertos japoneses están cerrados.
El epicentro del seísmo estuvo en el Océano Pacífico, a 130 kilómetros de la península de Ojika y una profundidad de diez kilómetros, en la misma zona donde hace dos días ocurrió otro terremoto de magnitud 7,3 que no causó daños.
En la capital nipona el terremoto disparó las alarmas de los edificios e hizo que la gente saliera asustada a la calle, al tiempo que dejó bloqueadas las líneas de los teléfonos móviles.
La televisión local NHK ha emitido imágenes que muestran columnas de humo saliendo de edificios en la isla de Odaiba, en la bahía de Tokio.
La Agencia Meteorológica de Japón ha emitido una alerta de riesgo alto de tsunami con olas de hasta seis metros en Miyagi y de hasta tres metros en Iwate, donde se ha instado a los habitantes que se encuentren cerca de la costa que se adentren en el interior a terrenos elevados. En algunas localidades la advertencia de tsunami sólo llegó un minuto antes por televisión, según informa David Jiménez.
La misma recomendación se ha hecho en las provincias de Fukushima, Ibaraki y Aomori, además de la costa de la provincia de Chiba, colindante con Tokio.
Alerta en las centrales nucleares
Once reactores nucleares han paralizado su actividad y el primer ministro de Japón, Naoto Kan, decretó la alerta atómica, aunque el gobierno asegura que no se han detectado fugas radiactivas en o cerca de las plantas nucleares.
Sin embargo, en la central de Fukushima Daiichi se ha declarado la emergencia nuclear después de problemas con la refrigeración de uno de sus reactores tras el seísmo.
El primer ministro nipón, Naoto Kan, ha pedido a 45.000 personas que evacuen la zona. En las últimas horas, se ha ampliado la zona de evacuación, de tres a 10 kilómetros a la redonda. Al parecer, la sala de control del reactor registra un nivel de radiactividad mil veces superior al normal.
Inicialmente, el ministro de Industria, Banri Kaieda, advirtió de que podría producirse una pequeña fuga radiactiva en esta central, duramente golpeada por el seísmo. Las autoridades niponas se disponían este viernes a liberar vapor radiactivo para hacer caer la presión que se ha elevado en un reactor. Miles de personas han sido evacuadas.
Asimismo, una segunda central nuclear situada en Fukushima ha reconocido problemas de refrigeración tras el violento seísmo.
Japón, situado en el llamado anillo de fuego del Pacífico, sufre frecuentes terremotos, que raramente causan víctimas debido a las estrictas normas de construcción vigentes en el país.
Tras el terremoto de hace dos días, la Agencia Meteorológica nipona había advertido de que durante una semana podrían producirse réplicas, aunque había estimado una intensidad de 4 en la escala japonesa.
Fuente Contenido: Diario El Mundo de España. www.elmundo.es
Fuente Imagen: Diario Clarín. www.clarin.com
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