“Un enojo reprimido” es el título de la nueva entrega de Luis Alzamendi para los lectores de Sociedad Uruguaya. Anhelamos que el relato sea de vuestro agrado.
Su estado de ánimo no era muy agradable. Estaba de mal carácter casi constantemente. Descargaba su malestar con quién le llevara la contra, con quién se le opusiera a lo que ella pensara o dijera. Estaba tan enojada, que hasta le echaba la culpa a Dios por cualquier cosa que le pasara. Pero ¿porque actuaba así? ¿Podría ser porque era caprichosa?, o era pura rebeldía la que la llevaba a asumir esa actitud.
En verdad no era ni una cosa ni la otra. Sino que había dejado que se arraigara en su vida, en su corazón, un dolor muy profundo a consecuencia de circunstancias pasadas y algunas actuales. No se sentía comprendida ni apoyada ni querida; por momentos se sentía sola. Recuerdos tristes le martillaban la mente. Había momentos que le parecía no pertenecer a la familia, veía que no se tomaba en cuenta sus opiniones, sus ideas. Se sentía rechazada y con una tremenda necesidad de ser amada.
En su afán por satisfacer esa necesidad, cambió la oportunidad de esperar a aquel que sería quien la amaría toda la vida, quién sería el que la contuviera en los momentos difíciles, por el primero que se le acercara sin importar con que intenciones lo hacía o en que terminaría esa relación. El vacío que tenía en su interior, de amor, de afecto, no le permitía usar la razón. No podía medir las consecuencias de sus acciones y no podía ver que la solución que ella había encontrado la podría llevar a experimentar una situación no muy buena, por una decisión tomada a la ligera.
“Quita de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal”.
Luis Alzamendi. luisalzamendi@gmail.com