Mina San José, Chile. Omar Reygadas, un electricista de 56 años, se convirtió en el decimoséptimo de los 33 mineros en ser rescatado del fondo de la mina San José, en el norte de Chile, con lo cual ya más de la mitad de los trabajadores está en la superficie, constató la AFP.
El rescate de los 33 mineros sepultados por más de dos meses avanzaba el miércoles sin contratiempos, en medio de continuadas manifestaciones de alegría en Chile.
Daniel Herrera, de 27 años, fue el 16º de los mineros atrapados desde el 5 de agosto y el último de los considerados «débiles» en ser rescatado.
Víctor Segovia, de 48 años, fue el decimoquinto de los rescatados del fondo de la mina.
Segovia, casado y electricista de profesión, escribió una bitácora de los casi 70 días de encierro. Emergió a las 12H10 (15H10 GMT) luego de recorrer un ducto de 622 m de extensión y 66 cm de diámetro.
El rescate de los trabajadores no ha cesado desde la medianoche pasada y proseguirá seguramente hasta la madrugada del jueves.
Víctor Zamora, de 33 años, fue el decimocuarto de los 33 mineros atrapados rescatados este miércoles.
Zamora, casado, un hijo y mecánico automotriz, emergió a las 11H30 (14H30 GMT). Al salir se abrazó prolongadamente con su mujer, Jessica, embarazada de tres meses.
Carlos Barrios, de 27 años, se convirtió en el decimotercero de los 33 mineros rescatados del fondo de la mina.
El minero se fundió en un largo abrazo con su padre Antenor Barrios, que lloró.
«Gracias a todos», señaló Carlos mirando a los socorristas que estaban en la boca del pozo.
Mientras que Edison Peña, de 34 años, fue el duodécimo rescatado de los 33 mineros. Peña, soltero y sin hijos, había expresado su deseo de ser rescatado lo antes posible, y salió a la superficie a las 10H12 locales (13H12 GMT).
«Gracias por creer que estábamos vivos», le dijo al presidente Sebastián Piñera, que lo recibió en la boca del pozo junto a otras autoridades.
El minero número 11 en salir fue Jorge Galleguillos, de 55 años, al menos 40 de ellos trabajando en a extracción de mineral.
Con barba blanca y piel pálida, Galleguillos, como todos sus predecesores, llegó enfundado en un overol verde impermeable y fue abrazado con fuerza por los miembros del equipo de rescate
Temprano, el presidente boliviano Evo Morales llegó el miércoles para visitar a su compatriota Carlos Mamani, uno de los primeros en salir y el único extranjero en el grupo de mineros que emergen tras 70 días al fondo de un socavón.
«No sé cómo pagar este esfuerzo, es histórico, inédito, inolvidable para el pueblo boliviano el salvar con vida, de rescatar con vida a tantos mineros y al compañero boliviano Carlos «, dijo Morales al llegar al aeropuerto de Copiapó, 50 kilómetros al oeste de la mina.
El presidente Morales ha prometido que le conseguirá a Mamani en Bolivia trabajo y casa y en la jornada destacó que la decisión de su vuelven o no a su país está en manos del propio Mamani.
De Copiapó, Morales se dirigió a la mina donde lo recibió su colega Sebastián Piñera, y con la intención de reunirse con Mamani.
Morales y Piñera recibieron juntos a Galleguillos, quien fue llevado por el equipo médico a una camilla.
Los protocolos del equipo de rescate contemplan que una vez que el minero sale del socavón es sometido a rápidos chequeos médicos en un hospital de campaña en el yacimiento y más tarde transportados en grupos de dos, tres o cuatro mineros en helicóptero de la fuerza aérea chilena hasta el hospital de Copiapó, en un trayecto de unos 12 a 15 minutos.
La cápsula de acero que los saca del taller de la mina, a 622 metros de profundidad, es revisada cuando llega a la superficie y muy pronto regresa para devolver a la vida a otro minero.
El ministro de Salud, Jaime Mañalich, dijo que la cápsula sólo se detuvo tras ocho viajes para una manutención preventiva, como las que se hace en los autos, cambiar sus ruedas y aceitar algunos mecanismos.
Los trabajadores permanecen en un centro de campaña instalado cerca de la boca de la mina, 850 kilómetros al norte de Santiago, y luego de algunas horas en que los estabilizan, son trasladados en helicóptero al Hospital Regional de Copiapó, 50 kilómetros al oeste.
Mañalich dijo que «la situación de salud de ellos es muy buena», y que «las cosas van extraordinariamente bien hasta aquí».
Con pocas esperanzas de sobrevivencia, los 33 hombres lucharon primero durante 17 días, desde que quedaron sepultados por toneladas de roca el 5 de agosto, hasta que en un breve mensaje escrito enviado a la superficie a través de una sonda se confirmó que todos estaban bien.
La odisea minera comenzó a llegar a su fin la noche del martes, cuando el primer hombre, Florencio Avalos, de 31 años, salió de una jaula de acero izada por un cable a lo largo de un extenso túnel y con 70 centímetros de diámetro, en un ducto que demoró más de un mes en construirse.
Detrás de Avalos, siguieron seis mineros. Uno de ellos fue José Ojeda, un viudo de 47 años que se hizo conocido porque fue quien escribió en grandes letras rojas sobre un pedazo de papel aquel mensaje que pasmaría a muchos el 22 de agosto.
El texto decía: «Estamos bien en el refugio los 33». El mensaje indicaba que no sólo habían sobrevivido al derrumbe dentro de la mina, sino que lograron, racionando comida, mantenerse vivos por más de dos semanas mientras en la superficie se intentaba dar con ellos por medio de pequeños tubos para intentar localizarlos.
Tras conocerse que el grupo estaba atrapado en un refugio o salón de comidas a 700 metros de profundidad, se emprendieron varios planes de rescate usando tres perforadoras con distintos rumbos, desde el refugio hasta un taller, a menor profundidad, en los 622 metros, y al que los trabajadores tienen acceso por medio de un pasillo, e incluso una de las perforadoras trataba de llegar a ese mismo pasillo.
«Creo que tuve una suerte extraordinaria… estuve con Dios y con el Diablo…y me agarré a Dios», dijo Mario Sepúlveda, de 40 años, y quien tras ser izado del socavón y ser sometido a rápidos análisis médicos hizo una breve declaración transmitida por la televisora nacional.
Sepúlveda trajo consigo una bolsa amarilla de la que sacó pequeños pedazos de piedras que regaló a los jefes del rescate.
Más tarde, el ministro de Minería, Laurence Golborne, mostró la piedra gris con puntitos dorados a parientes instalados abajo en el campamento que levantaron desde el comienzo del accidente.
Cada salida fue celebrada por el equipo de rescate con aplausos y vivas a Chile, mientras el minero se estrechaba en largos abrazos con sus parientes e integrantes de los rescatistas.
Luego de que el primer minero emergió a la superficie, el presidente Sebastián Piñera, quien ha estado acompañado de la primera dama Cecilia Morel, advirtió que esta mina y muchas más no volverán a abrir mientras no se garantice la seguridad de sus trabajadores.
«Lo mismo va a ocurrir con muchas otras minas de nuestro país, y no solamente en la minería, estamos haciendo una revisión completa de las normas de seguridad y protección de nuestros trabajadores en el sector de la minería, de la construcción, en el transporte, la pesca y la industria», señaló.
Destacó el ánimo y el buen aspecto físico con el que han salido los mineros rescatados hasta ahora. Entre los próximos en salir, están trabajadores que presentan diversas patologías, como diabetes, hipertensión e infecciones dentales y de la piel, según han explicado miembros del equipo de rescate.
Los mineros son izados en una cápsula de acero, de unos 400 kilos, y 53 centímetros de diámetro, pintada con los colores de la bandera chilena, blanco, azul y rojo.
La jaula, bautizada como Fénix, por el ave mitológica que renace de sus cenizas, bajó primero a un rescatista y más tarde a un paramédico, que ayudaran no sólo a evaluar el estado de los mineros, sino a los mineros a ubicarse dentro de la estrecha cápsula.
Contrario a lo previsto, el gobierno permitió observar la salida del minero de la jaula, desde una plataforma a unos 150 metros de distancia, y también difundió imágenes del fondo del socavón y en las que se puede observar al grupo de hombres en pantalones cortos, sin camisas y aplaudiendo al ver llegar su vía de escape.
También aunque no estaba planeado que familiares estuvieran en la plataforma donde salen los mineros y ni siquiera que los medios pudieran observar desde lejos esa salida, Piñera dijo que accedió ante los ruegos de hijos de los mineros.
Además «esta operación de rescate ha sido tan maravillosa, tan limpia, tan emotiva que no había ninguna razón para no permitir que todos los ojos del mundo no pudiera seguirla».
«Y por eso permitimos el acceso», dijo el mandatario.
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Fuente Imagen: Agencia EFE. www.el-nacional.com
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