“Una bala por una vida” es el título de la convocatoria del relato de Luis Alzamendi para los lectores de Sociedad Uruguaya.
El día estaba lindo para comer un asado. Él estaba esperando ese momento desde el fin de semana pasado, porque había dicho que si el clima lo permitía, se dispondría a preparar un asado, como para chuparse los dedos.
Levantándose temprano, se dirigió al supermercado para elegir unas lindas tiras de carne que no tuvieran mucha grasa. Ya realizada esa compra, se dirigió a su casa para comenzar con los preparativos; la esposa con agradable disposición preparaba la ensalada y las papas que luego llevaría al horno. Por su lado, el esposo había comenzado a preparar el fuego; juntó la leña y la colocó en el barrillero de tal forma que encendiera rápido y pronto hubiera brazas. Ya todo estaba perfecto.
No muy lejos de allí, en una casa vecina una joven iba a ser partícipe de un hecho que conmocionaría a la familia. Esa mañana tomando la iniciativa, había resuelto limpiar el arma que su papá tenía, la sacó del lugar donde acostumbraban dejarla; proveyéndose de los implementos necesarios para hacerlo, comenzó la tarea.
Pero he aquí que cuando lo hacía y en un descuido sin haberlo notado el percutor se deslizó, ocasionando que éste golpeara el proyectil que estaba alojado en el tambor del arma y del cual ella no se había percatado, esto trajo como consecuencia que el proyectil disparado, terminara alojándose en el cuerpo de la persona que con tanta alegría preparaba el asado, ocasionándole una parálisis. La policía había tomado carta en el asunto, pero el herido prefirió cambiar una bala por una vida, sabiendo que lo sucedido había sido accidental, pidió a la joven la absolvieran de toda culpa. El estado de ese hombre no mejoró del todo, pero su estado espiritual creció, sabiendo que obró como Dios hubiera obrado.
“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo”.
Luis Alzamendi. luisalzamendi@gmail.com