“Un Paciente Servicial” es la convocatoria de la reflexión de Luis Alzamendi en esta oportunidad para compartir con los amigos de Sociedad Uruguaya.
Como la mayoría de las personas, no se desesperaba por hacerse atender por un médico y menos internarse en un hospital, pero un malestar físico lo llevó a tener que pasar unos días bajo observación médica y así controlar cómo estaba su diabetes. Para una persona con una vitalidad admirable, no le sería fácil acostumbrarse a estar limitado, sabiendo en las tantas cosas que estaría haciendo en esos momentos fuera de ese recinto.
Pero Dios, conociendo su corazón, sus sentimientos, su amor por las personas, le encontró una tarea. Durante el tiempo de su internación tuvo como compañero de cuarto a varias personas; por supuesto una a la vez, ya que la sala en la cual se encontraba tenía capacidad para dos pacientes.
Por cada uno de ellos se mostró interesado, tratando de que en lo posible, fuera grata la estadía de cada uno de ellos; incluso visitaba a los pacientes de otras salas, teniendo la misma disposición para con ellos. Los ayudaba anímicamente, dándoles una palabra de aliento, de esperanza o estando a sus servicios en lo que estuviera a su alcance. Había en si una cierta reciprocidad ya que los pacientes recibían de parte de él aliento y el se sentía bien porque estaba siendo útil durante ese lapso de tiempo que se encontraba internado.
Después de ese período, volvió a sus tareas habituales no dejando de hacerse un tiempo para volver al hospital y visitar pacientes que todavía se encontraban internados.
Un día tuvo que ir a colonia por un evento que se realizaría en ese departamento y en el cual él participaría, y para sorpresa suya, se encuentra con una de las personas que él había conocido y había visitado en el hospital, quién desempeñaba una función algo así como de director de espectáculos públicos de la intendencia de dicho departamento, él iría a ser de ayuda para el evento que iba a realizarse allí ya que agilitaría los trámites que hubieren que gestionarse.
La preocupación por los pacientes y las visitas realizadas sin esperar nada a cambio, fueron recompensadas.
«Es con certeza que el justo será recompensado en la tierra».
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