Luis Alzamendi nos acerca una nueva entrega de sus relatos. Esta vez se titula “Fuera de Tiempo”.
“Era un muchacho como cualquier otro, quién en la etapa de relacionarse con el mundo en su supuesta independencia, lo comenzó haciéndolo a través de otros jóvenes.
A medida que los iba conociendo, notaba que tenía cierta afinidad con algunos, `por lo tanto se relacionaba con más libertad con ellos, se habría más para aceptar sus ideas, comentarios u opiniones que exponían.
Iba pasando el tiempo y sin darse cuenta, estaba adquiriendo hábitos que como en su círculo eran tan comunes, no notaba que para el resto de la sociedad no eran tan bien vistos. Sin pensarlo esos hábitos lo llevaron a un punto tal que ya comenzaba a tomar cosas que no eran de su propiedad. Sus supuestos amigos le festejaban sus hazañas y el se deleitaba en eso, haciendo caso omiso a los consejos de sus padres y de otros que en verdad se interesaban por su vida; cada vez se iba hundiendo más en la delincuencia.
Un día alguien lo invitó a una reunión y accediendo a ir, concurrió a ella para ver de que se trataba. Llegó a escuchar algunos mensajes que quizás le parecieron interesantes, pero todavía no estaba dispuesto a darles cabida en su vida; ¡por ahora no! Habría sido su respuesta.
Un día, el que uno menos espera, un hombre, ya cansado por las tantas veces que le habían asaltado y dispuesto a todo, venía persiguiendo a unas personas que acababan de asaltarlo y confundido por la ira, comenzó a disparar sobre unos jóvenes pensando que estos eran los que perseguía y matando a uno de ellos se dio a la fuga. Ese joven, era él, la muerte tocaba su vida, antes de que se diera a si mismo otra oportunidad, y permitir que aquellos mensajes escuchados antes pudieran tener cabida en su vida, realizando los cambios necesarios que tanto necesitaba.
Jesús el Hijo de Dios dijo ‘…yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él’”.