Compartimos la opinión de José Nunes “Algunas reflexiones tras la larga jornada electoral”, publicadas en junio de 2010 en http://elsocialismoesposible.org
El tema central de nuestro debate es la perspectiva estratégica. Sin duda que eso no nos exime de un balance, al contrario, nos lo impone para partir de bases sólidas. Las disputas políticas internas en todas las organizaciones impiden muchas veces una reflexión serena y constructiva de crítica y autocrítica, promueven la autocomplacencia de algunos y la negación en otros. Si caemos en eso no seríamos ninguna excepción. Sí seríamos una excepción si somos capaces de reflexionar críticamente sobre nuestra práctica política y aprender de sus inevitables errores y esperables aciertos. Seríamos lo que en lenguaje de la administración se define como “una organización inteligente”, algo bastante escaso en estos días.
Pero tan escaso como necesario. Porque en este período electoral (desde junio 2009 a mayo 2010) el Frente Amplio ha alcanzado objetivos importantísimos –entre ellos nada menos que la consecución del gobierno nacional y la mayoría parlamentaria- que lo dejan en condiciones de darle continuidad y profundización al proyecto de cambios. Pero también ha sabido de duras derrotas, ha experimentado un retroceso electoral sin precedentes, y ha perdido espacios de gobierno con relación a las situaciones preexistentes –tengamos claro que el contexto institucional de distribución del poder político que habrá de enfrentar este gobierno a partir de julio de 2010 no será el mismo que en el año 2005- por lo cual, los resultados constituyen una señal de alarma que nos impone actuar y corregir errores.
No obstante lo anterior, amparado en las muy buenas reflexiones elaboradas por otros compañeros y ya en consideración de todos, sólo voy a realizar algunas consideraciones en materia de balance, para centrar luego este aporte en el tema de las perspectivas estratégicas.
Constancias para un balance:
1 – Como lo señalamos en julio del año pasado, cuando junto a otros compañeros y compañeras presentamos a consideración del Comité Central un breve aporte tras las elecciones internas, el proceso de acumulación de fuerzas sociales y políticas que nos llevó a alcanzar la victoria electoral en octubre de 2005 se estancó a lo largo de este periodo. Tuvimos una “Concertación para el Crecimiento” para enfrentar y detener el modelo neoliberal, pero no logramos una “Concertación para el Crecimiento” para llevar adelante nuestro gobierno. Tuvimos un Frente Amplio con iniciativa política y movilizado a lo largo y ancho del país para denunciar el desgobierno de Jorge Batlle y la coalición Blanquicolorada, pero no lo tuvimos para defender e impulsar a nuevas metas a su gobierno.
Esta ausencia del Frente Amplio en el debate político, la movilización y la confrontación con la derecha (su muchas veces mimetización y perdida de iniciativa ante el gobierno), esta ausencia también –salvo en ocasiones muy puntuales- de una movilización social amplia en torno a la transformación estructural en curso (no hay que confundir la legítima movilización de los trabajadores por sus reivindicaciones económicas con la movilización social tras el proyecto de cambios), tuvo a la postre consecuencias políticas que se expresaron también en el resultado electoral obtenido, que no logró capitalizar muchos de los éxitos del gobierno.
Se ha planteado por estos días la necesidad de revisar la estructura del Frente Amplio. ¡Sin duda que estamos de acuerdo! Pero revisar la estructura es el segundo paso, ¡el primer paso es definir con precisión su rol!, y allí ratificamos lo que señalara nuestro último congreso partidario:
El acceso del FA al gobierno fue el fruto de un largo proceso de acumulación histórica en donde fueron determinantes las fuerzas políticas de izquierda y su unificación en 1971, así como las organizaciones sociales que, más allá de sus intereses particulares y desde el campo de su autonomía, aportan al proyecto general de transformación social.
A partir de marzo de 2005 el gobierno se ha transformado en el factor más dinámico del cambio social. Por esta razón y con acierto el FA ha destacado en el mismo a muchos de sus más valiosos cuadros, y su marcha ha sido tema central del debate en la izquierda. Pero el gobierno tendrá éxito solo si es capaz de alinear a los agentes sociales del cambio y mantener la cohesión y capacidad de acción de las bases sociales que lo sustentan.
En este contexto el papel del Partido Político sigue siendo central, nos corresponde la conducción estratégica del proceso de cambios. Esa gran tarea se despliega en esta etapa en seis áreas específicas: respaldo al gobierno, iniciativa política propia, articulación social, debate ideológico, desarrollo y construcción organizativa, y elaboración programática.
2 – Seguimos considerando que fue un error que erosionó la potencia política y electoral del Partido la adhesión a la precandidatura presidencial del compañero Danilo Astori y la renuncia (desconociendo desde nuestro punto de vista la voluntad implícita en la resolución del 46 Congreso) a la de Daniel Martinez y la forja de un tercer espacio.
En primer lugar, las razones esgrimidas para esta adhesión; que Astori “aseguraba” la continuidad de la gestión de Tabaré, y que Mujica no ganaba, han sido refutadas por la realidad.
En segundo lugar, la adhesión a la candidatura de Astori, que tantas dificultades internas supuso para el Partido en virtud de las diferencias estratégicas mantenidas desde el año 1995 con Asamblea Uruguay, no implicó un compromiso estratégico sobre el programa, el próximo gobierno, y el Frente Amplio, como los hechos también lo han demostrado en forma incontrovertible.
En tercer lugar, pretender que el desempeño de un tercer espacio con el PS y la candidatura de Daniel Martinez hubiese sido el mismo que el que tuvo la precandidatura de Carambula es desconocer la presencia política de Daniel Martinez, y el peso y la capacidad del Partido Socialista.
3 – Con relación al sublema establecido con el Frente Liber Seregni para octubre del 2009, debemos revisar autocríticamente nuestra decisión a luz de los hechos.
Como suma de fuerzas para ampliar nuestra representación parlamentaria no funcionó, solo se eligió un diputado por las listas conjuntas, Roque Arregui en Soriano, quien posiblemente –ciertamente esto no se puede demostrar fehacientemente pero es indiscutible la popularidad de nuestro compañero- hubiese sido electo con los votos de la 90.
Pero no proponemos esta reflexión autocrítica en función de la eventualidad de que en otro sublema hubiésemos tenido mejores resultados en términos de la elección de parlamentarios.
Lo que sostenemos es que el error es el no haber construido una política de alianzas con base programática y perspectiva estratégica, con un compromiso de acción hacia los futuros gobiernos y el papel de Frente Amplio.
4 – No hay una causa única para explicar el resultado de 19 elecciones departamentales. Gravita la evaluación ciudadana de cada gestión, el desempeño del FA y de los PP.TT. a lo largo de los 5 años, las candidaturas y su forma de selección, el desarrollo de la campaña.
En términos del Partido deberíamos considerar nuestra realidad organizativa y política, la relación con el gobierno municipal, la labor de nuestros ediles y su relación con la estructura del Partido, la forma de encarar y resolver los conflictos y las disputas internas.
En términos más globales, la pregunta que deberíamos respondernos, tanto como Frente Amplio y como Partido Socialista, es ¿si le hemos dado a los temas departamentales y municipales la jerarquía y la atención política que merecen?
5 – Por último, debemos celebrar que el Partido ha sostenido en gran medida su presencia parlamentaria, se perdieron dos bancas de diputado –Salto y Durazno-, y se ganó una -Cerro Largo-, por tanto se ratifica como una fuerza fundamental del Frente Amplio y la izquierda nacional.
Sin duda que estos resultados se sostienen, más allá de aciertos y errores -y de una evaluación más fina sobre el desarrollo concreto de las campañas y sus diversos componentes- sobre la firme implantación en todo el país del PS, su presencia organizada, y el despliegue de su militancia (y la de la JSU). También sobre la aparición a distintos niveles de nuevos referentes que han generado una importante adhesión y que tiene, si sabemos actuar con inteligencia, una proyección de futuro como figuras públicas y voceros del Partido.
Perspectivas:
El problema central hoy es definir los objetivos estratégicos, en términos de transformación estructural del Uruguay.
Ello determinará las prioridades del gobierno (en el marco por supuesto del cumplimiento del programa), el papel y la agenda del Frente Amplio y el movimiento social, y por ende las tareas del Partido.
En ese sentido señalamos:
· La integración regional.
No hay desarrollo social y económico con justicia social y afirmación de la democracia sin integración regional. Integración regional en el sentido más amplio, comercial, económico, cultural y política (y también en el plano de la defensa nacional y regional).
Solo desde la plataforma de fuerzas de la integración regional y continental podremos gravitar en la redefinición del orden político y económico internacional, redefinición imprescindible para asegurar el futuro de la humanidad, y cada vez más urgente a la luz de la crisis social y económica, y del cambio climático.
Las dificultades políticas en la región no pueden hacernos renunciar a este objetivo.
· La transformación democrática del estado.
Los pasos positivos dados en la gestión de gobierno de Tabaré, y culminados con la aprobación de la ley de creación de municipios electivos, deben ser continuados en este período. Ello en el marco de la implementación del compromiso asumido por el Frente Amplio de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente.
Nuestro objetivo debe ser transformar una estructura del estado funcional a los partidos de directorio, y a los grandes “caciques” políticos, en un estado democrático y participativo, funcional a la hegemonía y conducción de las grandes mayorías nacionales.
Desde este objetivo general como definición, propongo la conformación de un grupo de trabajo del Partido para analizar el tema de la reforma constitucional.
En relación a la reforma electoral que se ha comenzado a discutir, y que debería ser parte del debate antes mencionado, considero que retornar al sistema de elecciones nacionales y departamentales en un mismo día constituye un retroceso en el camino de jerarquizar y darle autonomía política a los asuntos departamentales y municipales.
Propongo que consideremos la propuesta original del Frente Amplio y el PS, de ubicar las elecciones departamentales a dos años y medio de las elecciones nacionales (o sea a mitad del período de gobierno nacional). También que se establezca la candidatura única por partido a las intendencias, y la selección de ese candidato por un procedimiento similar al del candidato a la presidencia (elecciones internas). En torno al “acortamiento del proceso electoral”, podría estudiarse acortar las distancia entre las elecciones internas y las elecciones nacionales (actualmente cuatro meses).
· La defensa de un papel activo del Estado en la economía.
Desde nuestro punto de vista el estado deberá seguir jugando un rol activo, no solo como regulador, controlador y testigo, no solo como prestador de servicios sociales, sino como protagonista de la actividad económica en áreas estratégicas de la actividad comercial e industrial.
Tras el fracaso de las políticas de privatizaciones, las instituciones de crédito internacional han vuelto a la carga, ahora con la tesis de las “alianzas público-privada como estrategia de desarrollo nacional”. No nos negamos a considerar estas opciones pero reivindicamos el impulso a la inversión pública como palanca del desarrollo económico, el sostenimiento del control de las áreas estratégicas de la economía hoy en manos de nuestro estado, e inclusive la expansión a otras áreas (como en el tema de la banda ancha, o en el transporte mediante el desarrollo del sistema ferroviario).
· El desarrollo de las infraestructuras.
Constituyen la base para el desarrollo social y económico, y la integración territorial, económica y social del país.
Telecomunicaciones, transporte, energía, son prioridades y áreas estratégicas en las cuales la presencia del estado, como garante de funcionamiento en un sentido de desarrollo económico nacional y con justicia social, es insustituible.
· El impulso a la educación pública.
Durante el desarrollo de la campaña electoral el compañero presidente puso especial énfasis en el desarrollo de las escuelas de tiempo completo, y en la extensión de la enseñanza universitaria al interior del país. Compartimos esos planteos que además han sido integrados a los compromisos de gestión de nuestro gobierno.
Pero anoto una preocupación adicional referida a los miles de jóvenes que abandonaron sus estudios en los primeros años del segundo ciclo, y que debe ser un objetivo reincorporarlos al sistema (ya hoy en muchos casos desbordado).
En esta perspectiva todos los ciclos de la enseñanza pública deben ser objeto de una atención jerarquizada y de un esfuerzo intelectual y económico.
En concomitancia con lo anterior decimos que, sin perjuicio de reconocer como una logro formidable y como un gran esfuerzo el haber llegado a, y sostener, destinar el 4.5% del PBI a la educación pública, deberemos hacer esfuerzos para -atendiendo por cierto a la necesidad de destinar recursos a diversas áreas por parte del estado- incrementar aún más los recursos para la enseñanza.
También nos parece importante atender debidamente la instalación de los espacios de participación social creados por la reciente ley de educación. Un tema a ver desde el ámbito gubernamental pero también desde los espacios de militancia social y política.
· El desarrollo de políticas que avancen en una redistribución más justa de la renta.
El desarrollo y extensión de las políticas sociales en cursos, considerando para su financiamiento un ajuste de la política tributaria en el gravamen de las ganancias elevadas.
La definición de una pauta salarial que sostenga el crecimiento del salario real y que sea flexible al alza en los sectores de la actividad económica que muestran mayores rendimientos.
La continuidad de las políticas de empleo promovido para atender los casos de desempleo estructural y promover la reinserción laboral de quienes han sido marginados del mercado de trabajo.
· El desarrollo de la economía social (cooperativas, empresas recuperadas).
Según enseñaba el viejo Marx, y la realidad parece haberle dado la razón hasta ahora, la distribución de los frutos del trabajo está determinada por la propiedad de los medios de producción, por lo cual, en el marco de la propiedad privada de los medios de producción resulta imposible concretar el objetivo de una distribución justa de los frutos del trabajo. Como será esa forma de propiedad alternativa, y como debemos hacer para implantarla en la sociedad uruguaya, es un debate que tenemos pendiente y que no deberíamos demorar mucho tiempo en abordar.
No obstante lo anterior, hay en desarrollo, y con impulso y protagonismo desde hace mucho tiempo de los socialistas (pienso en el compañero Damonte por ejemplo), el sistema cooperativo.
En el período anterior se han dado pasos importantes como la aprobación de la ley marco para el sector y la conformación del Instituto. Debemos jerarquizar en este periodo el desarrollo del sector, particularmente en el marco del impulso al Uruguay Productivo, proveyéndolo de los apoyos necesarios, particularmente del financiamiento, que ha sido el gran escollo, y que no será posible de superar sin un decidido apoyo del estado.
· La democratización del uso y gestión de los medios de comunicación.
No es necesario extenderse sobre la importancia de los medios de comunicación de masas en la sociedad moderna, y de la forma discrecional y antidemocrática en la cual fueron adjudicados en nuestro país.
Tampoco es necesario detallar situaciones que todos conocemos en cuanto al manejo de la información (por ejemplo con el tema de la Seguridad Pública).
La legislación sobre este tema, y el establecimiento de procedimientos democráticos y transparentes de adjudicación y control social, es una tarea pendiente en términos de consolidación y profundización democrática.
· La promoción de la organización social.
Es indudable que la convocatoria a los Consejos de Salarios, y las reformas en la legislación laboral promovieron el desarrollo del movimiento sindical. Del mismo modo a la hora de la implementación de otras políticas se deberá desde el gobierno promover el desarrollo de la contraparte organizada desde la sociedad civil.
El gobierno de las mayorías nacionales, el progreso en la implementación de la DSNB, la forja del tan mentado “Poder Popular”, requiere del desarrollo de la organización social a todos los niveles.
· La defensa del medio ambiente.
No abundamos en este tema, solo decir que debe constituir una política transversal que esté presente en toda la acción del gobierno y la fuerza política, en los planos nacional e internacional.
El Frente Amplio
Queremos un Frente Amplio que defienda al gobierno, pero que no esté mimetizado con el gobierno. Queremos un Frente Amplio con iniciativa y fuerte protagonismo político, queremos un Frente Amplio como espacio de participación y protagonismo de la ciudadanía.
Sin perjuicio del análisis concreto de los aspectos estructurales y de la implementación de los cambios que adecuen las estructuras del Frente Amplio a las nuevas realidades sociales y políticas, en las resoluciones de nuestro 46 Congreso, donde el tema fue abordado expresamente, hay definiciones vigentes (algunas de las cuales citamos al principio de este aporte).
El reto es como implementarlas.
Para nosotros el primer paso es un compromiso político entre las principales organizaciones del Frente Amplio en torno a su rol.
Y también, superada a golpes de derrotas electorales la euforia que suponía que nuestro camino solo era una marcha ascendente, y que lo que quedaba era disputar entre nosotros la hegemonía y el poder, establecer la voluntad manifiesta de una labor consensuada en defensa de la profundización del proyecto.
Debemos también rescatar el debate político e ideológico en el seno del Frente Amplio. Se da la paradoja de que muchas veces manejamos en silencio los debates que hacen al programa y las definiciones políticas y de gobierno (para presuntamente evitar que la derecha nos pasa factura por nuestras diferencias), y ventilamos abiertamente las luchas por candidaturas y otros cargos. Corolario; la opinión pública nos percibe como otro partido más disputando por los privilegios del poder, nuestros militantes se alejan pues se sienten que solo son convocados a participar cuando se trata de ser funcional a las expectativas o ambiciones de tal o cual.
La discrepancia, si se procesa con honestidad intelectual, en el marco de las disposiciones orgánicas, y sin afectar la unidad de acción, nos fortalece.
Creemos que la síntesis de este saludable debate que comienza a abrirse hoy en el Frente Amplio deberá ser un congreso ordinario, que a la vez de aprobar las reformas orgánicas que sean necesarias, establezca las grandes líneas de acción política, y designe, ahora sí sin dilaciones ni cuartos intermedios, a las autoridades para el nuevo período.
El Partido Socialista
A partir de las definiciones estratégicas con relación el proyecto y al Frente Amplio, el Partido Socialista debe plantearse el tema de la política de alianzas.
Alianzas sobre la base de coincidencias programáticas y en función del logro de objetivos estratégicos y no exclusivamente electorales.
Alianzas para impulsar estos objetivos no solo en el FA y el gobierno sino en todo el movimiento popular.
No corresponde aquí establecer interlocutores para este diálogo. Sí decir que si el objetivo es impulsar el proyecto en diversos espacios, debemos dialogar e intentar establecer coincidencias con quienes tiene presencia política y peso en esos espacios, porque no precisamos una alianza para “desplazar a nadie” ni construir “nuevas mayorías”, pensamos en alianzas para asegurar la profundización del proyecto de cambios.
Por cierto que han ocurrido unas cuantas cosas en lo que hace a la vida interna del Partido a lo largo de este proceso electoral (diciembre 2008 a mayo 2010) que podrían comentarse y que seguramente sean objeto de consideración y análisis. No obstante ello no voy a opinar hoy (lo he hecho muchas veces) sobre eso, si pongo a consideración de los compañeros algunas “líneas de trabajo hacia la vida interna del Partido” que desde mi punto de vista deberían sumarse a las orientaciones programáticas, estratégicas y hacia el Frente Amplio antes propuestas.
A – Defensa de los principios y la legalidad partidaria, del rol de los organismos, de la participación, y de la información y consulta a las bases ante las decisiones políticas trascendentes. Impulso al trabajo colectivo y combate al personalismo.
B – Promoción y compromiso personal, concreto y cotidiano con la tarea de inserción social del Partido en los diversos ámbitos, territoriales y funcionales. El ejercicio de la función pública en un cargo político no exime de esta responsabilidad, por el contrario, la incrementa.
C – Promover al interior del PS la formación política e ideológica, y el más amplio debate interno. La práctica de la crítica y la autocrítica como componente imprescindible del proceso permanente de aprendizaje que supone el desarrollo de una organización. Y la adopción de una perspectiva de clase para el análisis y la acción política.
D – Sostener una actitud de debate franco y diálogo en todos los niveles del Partido y con todos los compañeros. Superar la lógica de guerra interna (donde el objetivo es eliminar al adversario), por una lógica de debate político, síntesis, mayorías democráticas, y acción integrada de partido.
E – Posicionarnos a favor de nuestras propuestas, si cabe en defensa y promoción de aquellas compañeras y compañeros que consideramos más adecuados para una determinada responsabilidad. No estamos en contra de nadie (en el contexto de la ética partidaria) y podemos coincidir y trabajar juntos con todos en virtud de las definiciones adoptadas.
F – Promover una renovación de cuadros dirigentes, impulsando a las compañeras y compañeros con compromiso militante y trabajo en los frentes de masa (funcionales y territoriales).
Por último, este año se celebran los cien años de la Fundación de nuestro Partido Socialista. Una fecha que convoca no solo al festejo sino también a la reflexión en términos de la vigencia y la traducción en tiempos actuales del proyecto socialista.
Una fecha además que se da en el marco de una profunda crisis del sistema capitalista, que pone una vez más de manifiesto su incapacidad de resolver los problemas de la humanidad.
El PS se ha caracterizado por no pecar nunca de la soberbia vanguardista, de aceptar que hay una izquierda plural, que la clase trabajadora se expresa políticamente en forma plural en diversas organizaciones de izquierda, y que hay otras compañeras y compañeros fuera del PS, que también sueñan con el socialismo.
Desde esa lógica proponemos que el PS, en el marco de la celebración de sus 100 años, convoque a las organizaciones del Frente Amplio que se proponen el socialismo como meta de sociedad, a un debate abierto sobre el “Socialismo Nacional en el Uruguay del Siglo XXI”.
José Nunes
Dirigente nacional del PS, miembro del CC y del CEN
Aporte para el debate del C.Cl del PS del 22 y 23 de mayo de 2010.
Fuente: http://elsocialismoesposible.org
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