En la preparación para esta importante Conferencia de Naciones Unidas sobre la Educación de Personas Jóvenes y Adultas, realizada en Brasil del 1° al 4 de diciembre de 2009, organizaciones de la sociedad civil produjeron en conjunto un fuerte posicionamiento, reflejando los puntos de vista de más de 500 personas de 80 países. Conjuntamente construimos una posición de consenso sobre cómo la Conferencia debe moverse de la retórica a la acción coherente. Ganamos espacio y reconocimiento para la sociedad civil durante la Conferencia. De hecho, nuestras posiciones por el fortalecimiento de la acción frente al derecho a la educación de todas las personas jóvenes y adultas fueron integralmente acogidas por los jefes de 22 delegaciones nacionales de gobiernos de todas las regiones, lograron apoyo significativo de otros 14 gobiernos y fueron debatidas a lo largo de toda la conferencia.
Como resultado, tanto de la acción de la sociedad civil cuanto del apoyo recibido de varios gobiernos, hubo conquistas significativas. Se dio una concientización cuanto a la necesidad urgente de acción por la alfabetización de personas adultas y un bienvenido reconocimiento de que necesitamos ultrapasar comprensiones antiguas y simplistas de lo que sea la alfabetización de personas adultas, y reconocer en esta un proceso continuado de aprendizaje. Se asumió el compromiso de producir planes que puedan ser completamente costeados y bien direccionados, con soporte de la legislación – y con participación activa de la sociedad civil, de los educadores e las educadoras e de las mismas personas educadas. Hubo un fuerte reconocimiento verbal de las diferentes formas de discriminación que minan el acceso a la educación. Se reforzó de modo significativo el compromiso con el monitoreo del progreso en la educación de personas adultas, con proyecciones temporales claras. Se asumió un compromiso con el desarrollo de responsabilidades educativas frente a los crecientes desafíos impuestos por los contextos migratorios. Quizás el más importante fue el compromiso de garantizar que el principal mecanismo global de financiación de educación para todos y todas (conocido como Iniciativa de Via Rápida en la Educación) debe apoyar de modo explícito la alfabetización de personas adultas.
Por otro lado, el mundo enfrenta una serie de crisis de gran porte (alimentaria, energética, financiera, climática, conflictos y guerras), y para que una educación de personas adultas sea capaz de empoderar personas, especialmente las mujeres, para responder a ese contexto, es necesario ir más allá. Por ejemplo, en vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, en Copenhague, la CONFINTEA (realizada en la Amazonía brasileña) dejó claro que el desarrollo de recursos humanos es fundamental para el enfrentamiento de la crisis de recursos naturales que asola el planeta Tierra. Eso refuerza la urgencia en combatir la sub financiación crónica para la educación de personas jóvenes y adultas.
Avanzando en los progresos hechos por la CONFINTEA VI, hay algunas cuestiones fundamentales que se necesitan llevar adelante para construir bases sólidas para conquistar progresos reales en la educación de personas jóvenes y adultas:
• Es una necesidad urgente que el 6% del presupuesto en educación de los gobiernos se inviertan en la Educación de personas Jóvenes y Adultas y los gobiernos deben asumir esta meta.
• Los gobiernos del Norte también deben direccionar el 6% del presupuesto de ayuda internacional en educación para la educación de personas jóvenes y adultas.
• Es necesario un fuerte reconocimiento del papel de la educación de personas adultas en la garantía de la justicia de género y en el claro reconocimiento del género como una cuestión integral y transversal.
• La acción también se hace necesaria para enfrentar las políticas macroeconómicas que actualmente impide que algunos países inviertan de modo adecuado en educación, particularmente en el contexto de la crisis financiera, que ha desacreditado las recomendaciones pasadas del FMI.
• En los próximos años, es necesario el reconocimiento de la enorme escala de violación al derecho fundamental a la educación de personas jóvenes y adultas. Es preciso partir del reconocimiento de que la educación básica para las personas adultas es un derecho humano justiciable, para llegar a un punto en que los gobiernos aprueben legislación que permita que toda educación de personas adultas pueda ser exigida en la justicia.
La sociedad civil tiene un papel crucial en el monitoreo riguroso, en cuanto asociada a los gobiernos, en el desarrollo de políticas y prácticas de aprendizaje de personas adultas. Al mismo tiempo en que reconocemos los enormes esfuerzos hechos por UNESCO en la CONFINTEA VI, queda claro que las conferencias futuras deben asegurar que procesos de discusión de enmiendas y finalización de documentos sean mejorados significativamente y se vuelvan más transparentes.
Asumimos el compromiso de seguir en la lucha para garantizar acción coherente en el derecho a la educación de personas jóvenes y adultas. A partir de ahora volvemos a nuestros trabajos en cada comunidad y país, con la pasión renovada de hacer de ese derecho fundamental una realidad.
ICAE
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