Turquía y Armenia firmaron este sábado 10 de octubre en Zúrich (Suiza) un histórico acuerdo para poner fin a un siglo de hostilidades, desatadas por las matanzas de armenios a manos de las tropas otomanas durante la Primera Guerra Mudial.
Así da cuenta el diario El Ppaís de Madrid con la firma de R. Carrizo Couto y agencias.
Bajo la atenta mirada de los principales jefes de la diplomacia mundial, los ministros de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, y armenio, Edward Nalbandian, rubricaron un pacto que prevé el establecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de la frontera común.
Sin embargo, y como anticipo de las dificultades venideras, un desacuerdo de última hora obligó a posponer la ceremonia más de tres horas. El escollo quedó superado después de que la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, mantuviera negociaciones contrarreloj con las dos partes.
Las buenas intenciones de los diplomáticos se enfrentan a dos trabas mayores: la aprobación del acuerdo por los parlamentos de Turquía y Armenia, fuertemente escorados hacia posiciones nacionalistas, y el rechazo de la poderosa diáspora armenia, marcada por las matanzas y deportaciones que tuvieron lugar entre 1915 y 1918, que califica de genocidio. El desacuerdo es absoluto. Armenia habla de un millón y medio de víctimas, mientras Turquía sitúa la cifra entre 300.000 y medio millón, y rechaza el término de genocidio. Los acuerdos firmados prevén la creación de una comisión mixta de historiadores para realizar «un examen científico imparcial de los archivos y documentación» sobre aquellos sucesos.
A esta brecha histórica se une el conflicto entre la vecina Azerbaiyán, aliada histórica de Turquía, y Armenia sobre el enclave de Nagorno-Karabaj. Un territorio de mayoría étnica armenia que generó una guerra entre ambas naciones en los años noventa. En 1993 Turquía cerró la frontera con Armenia como forma de apoyo a su aliado Azerbaiyán.
El viernes pasado más de 10.000 personas se manifestaron contra el acuerdo en Yerevan, capital armenia. Otros miles protestaron en varios países, como Líbano y Argentina. El presidente armenio, Serge Sarksyan, afirmó que «cualquier relación futura con Turquía no puede obviar la cuestión del genocidio cometido contra el pueblo armenio». Según Sarksyan, «esto debe ser reconocido y condenado por toda la Humanidad».
Los analistas coinciden en que este acuerdo trae importantes ventajas para ambos países: Turquía espera hacer progresar sus negociaciones de adhesión con la Unión Europea, mientras que Armenia saldría de su aislamiento. Además, el pacto tiene gran importancia estratégica, dado que por el Cáucaso circula gran parte del gas y petróleo con destino a Europa.
«Espero que el proceso de ratificación se haga muy rápidamente, así como la aplicación de los protocolos», declaró Javier Solana, alto representante de Política Exterior de la Unión Europea. Estados Unidos ha advertido sin embargo contra las expectativas de una rápida ratificación. «Hay un gran debate en ambos países y hay oposición en ambos países, así nadie debería pensar que se trata de un proceso automático», dijo un miembro de la delegación estadounidense. «Aún así, con este acuerdo los gobiernos se comprometen a lograrlo, y eso es lo que esperamos de ellos».
Además de Solana y Clinton, estuvieron presentes en la ceremonia los ministros de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov; Francia, Bernard Kouchner, y Suiza, Micheline Calmy-Rey. La diplomacia suiza ha realizado durante años una eficaz labor en la sombra para acercar las posiciones irreconciliables de Armenia y Turquía.
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