Días atrás (principio de julio de 2009) el Grupo Guayubira visitó la zona de la Quebrada de los Cuervos en el departamento de Treinta y Tres, primera en entrar al Sistema Nacional de Areas Protegidas bajo la categoría de «Paisaje protegido».

Para nuestra sorpresa, vecinos de la Quebrada nos mostraron como desde el norte viene avanzando la forestación a ritmo acelerado. La zona de la Quebrada de los Cuervos -a pesar de ser paisaje protegido- no es ajena a este avance. Parte del área es propiedad de la empresa norteamericana Weyerhaeuser (Colonvade) y lindante a la misma, en la zona de amortiguación o de transición, hay campos propiedad también de Weyerhaeuser y de la empresa forestal extranjera Pradera Roja.

«Miren que son pagos lindos…»

A medida que avanzamos en nuestro recorrido vamos descubriendo las serranías. En las partes altas la vista es hermosa, la mirada se pierde en el horizonte ondulación tras ondulación. Al internarnos en las laderas internas de las quebradas descubrimos el monte de quebrada con sus distintas espesuras y protector de los arroyos Yerbal y Yerbal chico, afluentes del Río Olimar, cursos que alimentan de agua potable a la ciudad capital.

Una convivencia posible

En la Quebrada la belleza del paisaje serrano, montes nativos y cursos de agua se combina con las producciones locales y el turismo a pequeña escala.

La asignación de la categoría paisaje protegido a la zona de la Quebrada de los Cuervos permite que los vecinos que forman parte del área permanezcan en la misma y puedan seguir desarrollando sus actividades como hasta ahora. Con ansiedad esperan la convocatoria para participar en la elaboración del plan de manejo del área.

Una convivencia imposible

«La forestación ya nos tomó» comenta un vecino con tristeza al hablar de la presencia cada vez mayor de empresas forestales en la quinta y cuarta sección del departamento, al tiempo que pregunta «¿y qué podemos hacer nosotros?». Se respira un aire de impotencia por parte de los pequeños productores familiares frente al avance de las empresas trasnacionales.

Hay incertidumbre sobre los nuevos propietarios de los campos. Se sabe que la mayoría son empresas forestales y se supone que de origen extranjero. Nos explican que muchas veces las compras se hacen a través de personas físicas que luego terminan siendo representantes de forestales. Además de Weyerhaeuser y Pradera Roja, a partir de datos conseguidos luego de una exhaustiva averiguación por parte de algunos vecinos, se sabe de la presencia de la forestal Atlántico Sur con capitales chilenos.

La modalidad imperante también genera incertidumbre, ya que en general lo primero que hacen las empresas forestales al comprar las tierras es arrendarlas para ganadería. De esta forma no es obvio el destino final para monocultivos de árboles. Incluso los arrendamientos se hacen hasta once meses para evitar los contratos anuales y poder disponer del campo en cualquier momento y evitar así la posibilidad de procedimientos legales por parte de los arrendatarios. De acuerdo con una persona entrevistada, de un momento a otro «viene una cuadrilla y forestan de golpe. La gente no lo ve, cuando te querés acordar está todo forestado».

El caso de la «Estancia El Tatú»

El predio de la ex Estancia El Tatú está junto al límite del área protegida y su nombre deriva de la presencia de cantidad de tatúes entre otras especies de fauna nativa. Hoy gran parte de su superficie está forestada. Se hicieron surcos sin considerar criterios para prevenir la erosión del suelo (a favor de la pendiente). También se aplicaron herbicidas en amplias áreas y un vecino cuenta que luego de la fumigación visitó el lugar y no encontró ni un tatú ni una mulita ni nada, todo estaba marrón, sin vida.

Pa hallar los viejos lugares … algún camino ha de haber

Los vecinos no bajan los brazos; se han comunicado y se siguen comunicando con las distintas autoridades que tienen competencia en la zona. Les preocupa la ausencia de un plan de manejo para el área y la demora en la creación de la Comisión Asesora Específica para el área, espacios en los cuales ellos esperan poder formar parte. Les preocupa la aprobación del proyecto de forestación de Pradera Roja a pesar de estar dentro de la zona adyacente al área protegida y tienen la incertidumbre sobre si Weyerhaeuser también va a ser autorizada a forestar en sus predios dentro del área.

Un tema central para el debate electoral

Los hallazgos aquí brevemente reseñados de la visita a la zona son muy preocupantes -ya que se trata de un área protegida- y ameritan la atención de las autoridades competentes. Lamentablemente, no son una excepción, sino que constituyen una prueba más del avance silencioso y avasallador de la forestación sobre nuestro territorio.

Hasta ahora, el proceso electoral ha estado centrado en la definición de candidatos a ocupar la Presidencia de la República. Sin dejar de apreciar la importancia de elegir a quien puede llegar a presidir el país durante los siguientes cinco años, es de esperar que en esta segunda etapa la discusión se centre más en la definición del modelo de país que cada partido se propone desarrollar en caso de resultar vencedor en las elecciones nacionales.

En ese sentido, sería fundamental que los candidatos presidenciales informaran a la población en general sobre su opinión respecto al tema de la concentración y extranjerización de la tierra, en particular vinculada a la forestación. A esta altura para nadie es un secreto que las empresas forestales -en particular extranjeras- continúan adquiriendo tierras en los más diversos puntos del país, ocupando tierras antes dedicadas a la ganadería, agricultura y a la producción familiar. Urge por ello una definición de los dos principales candidatos -y de sus partidos- sobre si piensan adoptar o no medidas para frenar el actual proceso concentrador y extranjerizador de la tierra.

por más información:

Grupo Guayubira.

02 413 2989 – 410 0985.

099 367 966.

info@guayubira.org.uy

www.guayubira.org.uy