El relacionista público argentino Gaby Alvarez que este viernes 26 de junio recuperó la libertad tras 2 años y poco de estar preso por protagonizar un accidente en el que murieron dos personas en el balneario de Punta del Este dijo que de la Cárcel de Las Rosas, en el departamental de Maldonado, «salí hecho un hombre».
En entrevista concedida a medios argentinos, el ahora liberado afirmó que «sé que estuve preso por nombre y apellido. En Uruguay hubo casos peores pero no van presos»
Cuando le dijeron que quedaba libre, Gaby Álvarez armó su bolso, lloró abrazado a un compañero y caminó hacia la salida de la cárcel Las Rosas de Uruguay. Los presos lo despidieron a los besos y a los aplausos, como si fuese una celebridad. «Ese momento fue mágico. Sentí lo mismo que siente un futbolista cuando una multitud lo ovaciona en el Monumental», confesó el relacionista público al diario Crítica de Buenos Aires. Su ex secretario Blas Coelho, que conducía el auto que causó el accidente, también fue liberado.
«Estaba triste por la muerte de Michael Jackson, uno de mis músicos preferidos. Lloré por él, pero por otro lado recibí una gran noticia. Volví a llorar, pero de alegría. Entré en la cárcel abatido, pero salí hecho un hombre. He hecho amigos: conocí narcos, ladrones, asesinos. Supe defenderme y hacerme respetar en el pabellón más peligroso», le dijo Gaby Álvarez.
El accidente que protagonizó con Coelho ocurrió el 23 de enero de 2008 en Punta del Este, cuando el auto que conducía Coelho perdió el control y atropelló a una pareja de turistas argentinos que viajaban en moto: Gloria Pérez del Cerro, de 31 años, y su novio Fernando Cichiari, de 32.
«No soy plenamente feliz porque acá hubo dos víctimas que murieron en un accidente. Ese dolor lo llevaré para toda la vida, pero lamentablemente no puedo resucitarlos. Me han ensuciado, pero no estábamos drogados ni alcoholizados. Yo ni siquiera manejaba el auto, pero con esto no quiero culpar a mi compañero. Sé que estuve preso por nombre y apellido. En Uruguay hubo casos peores pero no van presos», dijo Álvarez.
También contó que compartió celda con los presos más pesados y que respeta «mucho a los ladrones que roban y no lastiman. Lo hacen por sus hijos y eso conmueve. Aprendí la lección. No soy asesino. Tuve una fatalidad. No se lo deseo a nadie. Elegí vivir en el pabellón cinco, el más peligroso. Sé lo que es un asesino y un violador».
El ex RR.PP. dijo que no sabe qué hará de ahora en más, aunque para salir de Uruguay debe pedir autorización a la Justicia. «Recibí muchísimas propuestas, entre ellas volver a organizar eventos y escribir un libro. Sólo quiero disfrutar de mi familia. Viviré en Uruguay, que es mi segundo país. Sólo quiero estar con la gente que estuvo siempre. No tengo rencor con los que se borraron en las peores. La despedida en la cárcel fue inolvidable: los 500 presos me dieron besos y me aplaudieron. El director abrió los pabellones para que me despidieran. Lloré como un niño» contó aunque salió hecho «un hombre».