Con fecha 8 de junio de 2009, el precandidato presidencial Danilo Astori (Asamblea Uruguay) escribe una columna desde el Casmu 4 en donde se encuentra internado, reflexionando sobre la campaña, el poder, y la vida.
«Estoy mucho mejor, con ganas de dejar de hablar y de pensar en mi salud y recuperándome para salir a la campaña. Los médicos me dirán cuando. También tengo un poco de temor. No se puede pasar por estas circunstancias sin que sucedan cosas, sin cambiar.
El viernes de noche luego de un día de caminatas por el sanatorio, y siempre atendido por el maravilloso equipo de la unidad de cuidados intensivos del CASMU 4 dirigido por el Dr. Deicas, al que les debo tanto, pude ver nuevamente la película «Roma città aperta». Ojalá todos pudieran verla. Seríamos más humanos.
No se cuantas veces la vi y siempre me conmueve, esa imagen terrible de Pina (Anna Magnani) corriendo detrás de un camión en el que los nazis se llevan a su marido preso, y su muerte en la calle, con su hijito desesperado vestido de monaguillo es una de las escenas más fuertes del cine de todos los tiempos. Pero está vez me conmovió de una manera diferente. Me ayudó a seguir reflexionando en algo que me cuesta confesarme a mi mismo: necesito volver a los orígenes de mi pasión por la política, de mi compromiso con la izquierda. No lo necesito para la corta, para la de ahora, sino para la carrera de fondo que quiero seguir peleando.
Tengo miedo, mucho miedo de ver la política demasiado desde la política, desde la disputa del poder, que no está mal, pero que si pierde la parte humana, nos envenena, nos consume, nos hace peores.
Nos alimentamos de política, la digerimos cruda, la condimentamos – aquí en el sanatorio muy poco – con luchas y disputas de espacios de poder y de opinión pública, que es una variante de lo mismo, y cerramos círculos que nos dejan prisioneros.
¿Qué fueron las cosas importantes en estos días en que estuve aislado, en las que tuve que buscar fuerza, mucha fuerza y paciencia?
Importante, muy importante fue mi familia. No tengo que explicar por qué, siempre ha sido fundamental en mi vida. Mis amigos y compañeros, fueron mucho más necesarios que antes. Los siento más cerca, más entrañables, más imprescindibles. Con o sin campaña. Recorrimos un largo y difícil trecho. Discutamos con pasión, con corazón, con razón, pero con respeto. Nos lo merecemos todos, pero sobre todo los frenteamplistas.
Si alguien saca de esta columna alguna conclusión que tenga que ver con los cargos, con las posiciones, lo consideraría un grave insulto, una bajeza. El primer respeto que tenemos que tener es hacia nuestras batallas, nuestros compromisos. Y yo fui más que claro en mis dos compromisos. Y los reitero: voy a pelear hasta el 28 de junio por el triunfo y voy a seguir militando como siempre y mientras tenga fuerzas.
Discutir en serio, discutir ideas y propuestas es parte esencial del Frente Amplio y de nuestra tradición de izquierda. Es buscar juntos por caminos diferentes y a veces con enfoques distintos los mismos objetivos. Y la referencia debe ser siempre nuestro pueblo.
La política y más en general la vida es una sucesión de preguntas. Esas interrogantes admiten la soberbia de pretender responderlas todas, o incluso más, pretender que las preguntas son las que nosotros, y sólo nosotros nos hacemos. No, necesito buscar nuevamente las preguntas. Recorrí con la memoria toda la campaña, e incluso fui más atrás y me doy cuenta que necesito recoger esas preguntas nuevamente. No importa el tiempo, mucho o poco, haré todo lo que pueda.
¿Dónde buscar esas preguntas? ¿Entre mis compañeros? ¿Entre mis partidarios? ¿Dónde? Y las voy a buscar como pueda entre la gente, entre gente parecida a la que encontré aquí en el sanatorio, elegida por las vueltas de la vida. Se que no es fácil, pero tengo algunas pistas. Espero con impaciencia iniciar ese recorrido.
Me alegro que mis compañeros estén preparando un gran acto de la campaña para dentro de algunos días. Nos dará el envión final.
De acuerdo con las indicaciones de los médicos mis contactos, voy a comenzar con la prensa. Ya di un reportaje escrito e hice una llamada a un canal. Voy a seguir, paulatinamente, como lo exige mi recuperación.
Pero reitero que lo más importante es lo que decía anteriormente. En eso concentraré todas mis energías. Y como me impuse el objetivo de hacer propuestas en cada columna, voy hacer una relacionada con esta reflexión.
El Uruguay fue un país innovador y soñador que perdió ese impulso en sus fracasos, en sus frustraciones, en el pesimismo impuesto por el poder tradicional. El cambio más importante que hizo este gobierno es habernos devuelto la confianza a todos, incluso a los opositores más tenaces. Hoy a pesar de la crisis mundial, los uruguayos tenemos acumulada una gran reserva de confianza. Y tenemos que cuidarla porque vale más que el oro y bastante más que el petróleo.
Propongo que en todo el proceso electoral hasta octubre, todos los candidatos y los partidos hagamos un esfuerzo y si fuera posible un acuerdo, un encuentro donde reafirmáramos que el país es y seguirá siendo confiable como siempre, serio con los que confían en nosotros, porque somos serios con nosotros mismos, con nuestras instituciones.
No es un compromiso electoral, es algo previo, pero creo que tenemos que aportar todos, el gobierno, los partidos, los candidatos y la sociedad civil. Se trata de cuidar, de defender ese capital de seriedad y confianza que tenemos los uruguayos».
Danilo Astori.