Latinoamérica sufre de manera creciente las consecuencias de la crisis económica exportada por Estados Unidos, lo que pone en riesgo el cumplimiento de los Objetivos del Milenio en países de esta región, si bien con diferencias.
Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial (BM) para América Latina y el Caribe, recién reconoció en Madrid ante empresarios, académicos y representantes de instituciones que los sistemas financieros latinoamericanos podrán ser afectados debido a la desaceleración de la economía real.
De forma novedosa y hasta extraña, añadió que América Latina no ha sido el epicentro de la crisis, sino más bien su víctima, señaló a fines de febrero de 2009.
La región ya padece las consecuencias de una progresión en la cual la economía real, productora de bienes y servicios, ajusta la burbuja financiera a extremos aun incalculables. Pero las políticas económicas y sociales en muchos de sus países, cada vez más distantes de las recetas fondomonetaristas, atenúan en parte los trágicos efectos.
Tanto políticos como especialistas aconsejan continuar alejándose de aquellas decisiones externas y avanzar hacia formas redistributivas cada vez más próximas a la equidad, posibles para afrontar exitosamente la génesis de las crisis.
No obstante, otra vez la región cargará con consecuencias negativas.
A pesar de que América Latina vaya a contracorriente y siga creciendo en el 2009 con una tasa que ronde globalmente el tres por ciento, según pronóstico de la empresarial Asociación Lateinamerika Verein, con sede en Hamburgo, lo cierto es que ello representaría un notable descenso.
La institución germana admite que los efectos de la crisis económica frenarán los impulsos en la región, la cual no alcanzará las tasas de crecimiento del 6,1 por ciento que le reconoce esta organización como promediadas entre 2004 y 2008.
Les atribuye las mayores expectativas para la etapa a Uruguay, con el 4,5 por ciento de crecimiento; y a Bolivia, Cuba y Venezuela, con el 4,0; en tanto que El Salvador, con el 1,0; y México, con el 1,1 por ciento, serán los países más afectados, en correspondencia con la influencia del marcado estadounidense.
La vicepresidenta del BM para América Latina y Caribe consideró el 24 de febrero en Madrid, sin embargo, que el crecimiento económico de esta región caerá bruscamente en el 2009 al 0,3 por ciento, contra un vaticinio del 2,7 por ciento emitido en septiembre pasado
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) consideró el 23 de febrero, a su vez, que el llamado paquete de estímulo fiscal del presidente estadounidense, Barack Obama, «va a tener impactos en América Latina, algunos preocupantes, como el Buy América» o compre en Estados Unidos.
Esta dependencia de Naciones Unidas había reconocido en su Panorama Social 2008 que el quinquenio 2003-2007 fue el de mayor incremento del Producto Interno Bruto por habitante desde los años setentas, con el tres por ciento anual. Pero este resultado comenzó a menguar en el 2008 debido a la «irrupción de la crisis financiera internacional».
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, recién declaró en Santiago de Chile que la inclusión de la referida cláusula Buy América, es uno de los aspectos más controvertidos –por ser una medida proteccionista– del programa económico por valor de 787 mil millones de dólares promulgado por Obama.
Bárcena estima que también provocarán efectos negativos sobre la región los propósitos de reducir la dependencia energética de Estados Unidos y la de fortalecer la productividad en su sector manufacturero, dadas su competitividad y capacidad productivas en relación con el latinoamericano.
En consecuencia, el desempleo regional pasará del 7,6 por ciento en el 2008 al 11 por ciento este año, las exportaciones de la región caen, los términos de intercambio empeoran, las condiciones para acceder a la financiación son más exigentes y se presenta un deterioro generalizado del mercado del trabajo, del consumo y de la inversión.
Uno de los efectos más visibles es la reducción ya de las divisas enviadas por los emigrantes latinoamericanos radicados en Estados Unidos y Europa, una situación que podría agravarse si se produce el retorno masivo de estos a sus países de origen, pues privaría de esas remesas ※ya disminuidas※ y elevaría el desempleo.
En su Panorama Social 2008, la CEPAL estimaba que «hasta 2007 América Latina se encontraba bien encaminada para cumplir con la primera meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio», consistente en «lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, incluidos las mujeres y los jóvenes».
Mas ahora se le exporta una crisis que virtualmente anula sus ya limitados saldos anteriores y ensombrece sus perspectivas de futuro, debido a una crisis de magnitud mundial desencadena a raíz del impago de los préstamos de alto riesgo («subprime»), que sólo afectaban en Estados Unidos al 20 por ciento del mercado hipotecario.
En contraste, Bárcena considera que «lo paradójico es que un agujero financiero de 250 mil millones de dólares» obliga al gobierno estadounidense a un plan equivalente al Producto Interno Bruto de Brasil», aproximado a los dos billones de dólares.
Se trata de una corrección impuesta por la economía real, de modo que ahora el gasto público orientado hacia proyectos de infraestructura demuestra que «el sector real es el que manda» y conduciría a rectificar la ilusión de que «el mundo era más rico de lo que es», asegura.
Una demostración hacia soluciones verdaderas ha sido Venezuela en la última década, pues alcanzaba a fines de 2008 una reserva en divisas ascendente a 42 mil millones de dólares y transfería, a inicios de 2009, 12 mil millones al Fondo Nacional de Desarrollo para garantizar la continuidad de sus proyectos económicos y sus programas sociales.
Sin planes o medidas anticrisis, se divulgaba recientemente la duplicación de su fondo de seis mil millones de dólares acordado con China en el 2007, el cual se destina a proyectos para universidades, hospitales, líneas férreas, siembras, sistemas de riego, fábricas, desarrollo agrícola, pesca y otros.
«La integración regional es al mismo tiempo la única estrategia defensiva y la única estrategia de desarrollo a que podemos asirnos los latinoamericanos en los inicios del siglo 21», afirmaba en un artículo sobre el tema el doctor Osvaldo Martínez, director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, de Cuba.
En Integración o retroceso regional dejaba sentado que «la especulación desenfrenada crea burbujas financieras que estallan como siempre, entre otras cosas, porque la economía real creadora de valores, de valores de uso y de plusvalores, se reduce relativamente y hace más agresivos y encarnizados a los especuladores».
Pero, en sentido contrario, añadía que el ALBA incluye «la complementación productiva mediante la creación de empresas grannacionales, la creación del Banco del ALBA y el diseño de un plan de seguridad alimentaria para hacer frente a los altos precios especulativos de los alimentos y expandir la producción agropecuaria».
Será el camino viable para los Objetivos de Desarrollo del Milenio con el fin de erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
Tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, incluido el industrial estremecido por la crisis, el ALBA es el único programa de desarrollo, objetivo, para el milenio.
Fuente: Agencia PL. Ernesto Montero Acuña. Especialista en temas globales y de integración.