Sociedad Uruguaya

Gonzalo Abella: Acerca de la unidad y el estilo de la propaganda

«Para los terrenos difíciles a los que nos lleve la lucha antiimperialista sería criminal no crear desde hoy los subterráneos libertarios del mañana.

El recibirme de sexagenario me hace atrevido. Sin credenciales especiales para opinar pero ya con edad para hacerlo, voy a dar algunas opiniones sobre hechos que me preocupan.

De todos los valiosos compañeros y organizaciones que integran la fragmentada izquierda revolucionaria y consecuente (o sea: extra-frentista) sólo los que integran la Asamblea Popular (AP) están por ahora en condiciones de «pelear en la cancha grande» que no es sólo «sacar diputados» sino existir para amplios sectores del pueblo. Hasta ahora éramos sólo gruñones testimoniales, algunos de los cuales gravitaba por su anterior trayectoria personal o por su inserción en los movimientos sociales, pero no por su propuesta política revolucionaria.

La AP es una construcción importante no sólo porque empieza a existir en las encuestas. Es importante porque cuando la AP descubre que ella misma existe (o sea, que tiene posibilidades de ganar diputados) aún sigue dando señales de consecuencia programática sin concesiones electoreras. Esta señal no es una vacuna vitalicia pero es un indicador reconfortante.

Comienzo entonces con una mirada interna a la AP.

Allí tampoco todo está OK. La unidad programática siempre es lo esencial y lo innegociable; pero, lógicamente, en torno a un programa de principios se convocan personas y organizaciones que tienen diferentes posturas filosóficas y teóricas inclusive en relación a las formas de lucha revolucionaria en escenarios futuros.

Si se trabaja por un mismo programa, insisto, aquí no hay problema de principios.

Recordemos Chile 73.

En torno al Gobierno de Allende había grupos cristianos escindidos de la DC que eran partidarios sólo de las formas pacíficas de acción ciudadana. Pero no fue la presencia de esos grupos en la UP la que paralizó la defensa armada del gobierno popular sino la inconsecuencia de aquellos dirigentes y organizaciones que por su definición marxista debieron tener otra disposición combativa ante el golpe, como reclamaba el MIR.

La alianza programática exige mutua confianza y fidelidad a la palabra acordada, pero no maniata a nadie en sus opciones prácticas ante un cambio brusco de coyuntura. Esta contradicción objetiva (coincidencia programática-divergencia en la metodología ante futuros escenarios previsibles) debe reflejarse respetuosamente en los comunicados de la AP y en sus expresiones de internacionalismo. Por ejemplo: la solidaridad unánime de la AP con un pueblo agredido puede complementarse con la solidaridad de los grupos marxistas consecuentes (coordinados dentro y fuera de la AP) con la lucha armada de ese mismo pueblo.

He acompañado breves giras de compañeros del Coordinador de la Asamblea Popular por el interior del país. He compartido espacios radiales y televisivos con compañeros de la AP de los departamentos y parajes a donde hemos llegado.

Estos compañeros son formidables pero algunos de ellos hablan desde su dolor y sus urgencias, desde las calumnias y presiones que a veces reciben. No es fácil en un pueblo chico ser señalado con el dedo por antiguos compañero de ruta. Entonces los oigo hablar y me parece que quisieran aprovechar cada espacio en los medios para comprimir en él todo un análisis de coyuntura y un programa de gobierno.

Creo, sinceramente, que equivocan el estilo. No se puede golpear el muro de falsedades y ocultamientos que nos intenta detener martillando en todos los puntos al mismo tiempo. Es mejor golpear cada vez sostenidamente sobre un mismo ladrillo, y si es de las hiladas de abajo tanto mejor, porque también el engaño crece desde el pie. No debemos agitarnos. No estamos jugando el clásico: estamos todavía en pre-temporada.

He acompañado también diversas coordinaciones y encuentros de organizaciones y compañeros de clara definición revolucionaria que no están en la AP, y encuentros de compañeros revolucionarios que no están en la AP con otros que sí lo están.

No me ofrezco como mediador de acuerdos electorales, que a mi juicio serían valiosos, porque creo que hay grandes tareas previas, más importantes y más urgentes en las que deseo aportar lo poco que pueda. Estas líneas previas de trabajo allanarían el camino también para eventuales acuerdos electorales posteriores entre aquellos de nosotros a los que les interese colocar una voz popular en esta tribuna de la institucionalidad burguesa.

Las líneas de trabajo conjunto inmediatas serían a mi juicio fundamentalmente cuatro:

1) Acuerdos programáticos.

2) Integración conjunta de equipos de estudio y formación de cuadros.

3) Coordinación de acciones conjuntas en la calle y en el seno de los movimientos sociales, para evitar en el futuro desinteligencias como la del 1º de mayo pasado.

Sé que hay broncas mutuas, pero ante la gravedad de la coyuntura, es irrelevante recordar en los hechos recientes quién se sintió ofendido por quién. No es joda lo que se viene.

4) Coordinación de medidas de seguridad preventivas para las comunicaciones entre nosotros y con los diversos sectores del movimiento popular. Esto es necesario para no ser amordazados, para que en el futuro, gane quien gane la presidencia, no se acallen nuestras voces en un escenario previsiblemente más represivo que el presente. La legalidad burguesa es elástica y nunca se sabe cómo la van a interpretar los gobernantes en los Tiempos del Hambre.

Lo que no hagamos hoy para crear juntos los caminos incontrolables de la libre expresión popular lo lamentaremos juntos mañana. Cuantos más seamos para garantizar juntos nuestra futura libertad de expresión y nuestros vínculos con el pueblo, cuantas más redes populares armemos hoy, más ganaremos en un futuro inmediato en la acción política de todos y de cada uno de nosotros.

Nada más lejos de mi pensamiento que desear un enrarecimiento del clima político post-electoral, pero los Fructuoso Rivera en el poder llegan a conductas abyectas que no imaginaron los virreyes. Para los terrenos difíciles a los que nos lleve la lucha antiimperialista sería criminal no crear desde hoy los subterráneos libertarios del mañana».

Fuentes: Revista Desacato. Agenda Radical: Agendaradical@egrupos.net

Alternativas y Solidaridad. http://www.archivos-alternativas.org

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