La columna del diputado Alberto Scavarelli (Partido Colorado) lleva como título “Crisis internacional, el derecho a saber de que se trata”.
“Trascendió que en el Consejo de Ministros se ha informado, que la producción uruguaya aumentará 4,5% contra una cifra estimada de 9,5% ya anunciada. Que la economía se resentirá por la baja de los precios de las materias primas y por la caída en las inversiones, pero que no habrá contagio financiero de la crisis.
Un cambio de expectativas de esta intensidad, que lleva a reducir a menos de la mitad el crecimiento esperado, es sin duda un hecho central para la vida del país que debiera dar lugar a informaciones extendidas, para todos poder operar en consecuencia.
Habrá una reducción del consumo en los países importadores de nuestros productos exportables, sumado a la pérdida de volumen físico y la caída de los precios que es su consecuencia natural, con todo lo que conlleva. De todos modos el crecimiento de esos precios fue tan excepcional, que aun reducidos son mayores a los de antes del aumento.
Resulta claro que la crisis en los Estados Unidos, más que económica es una severa crisis financiera. Por eso no es extraño que contrariamente a lo esperado la moneda de refugio y que se revaloriza, sea justamente la del país en crisis. Era difícil imaginar años atrás, que un gobierno estadounidense, con el consenso de los dos candidatos presidenciales y por ley, resolviera el salvataje de entidades financieras privadas por cifras siderales y que lo mismo este haciendo Europa.
Sin duda esta crisis hubiera sido mucho mas manejable, si en lugar del silencio sobre sus propias conductas futuras ante la crisis que recién se desataba, tal como se constató en la reciente asamblea de la ONU en N.Y, los presidentes y jefes de estado allí reunidos le hubieran dicho al mundo que harían lo que hoy están haciendo. Cuanto hubiera ayudado si entonces se hubiera informado que todos los países centrales estaban dispuestos a garantizar depósitos bancarios, a solventar instituciones financieras privadas en crisis y a modificar coordinadamente las tasas de interés como lo han hecho los bancos centrales y la reserva federal en Europa y Estados Unidos. El mundo sabe bien que una recesión en los Estados Unidos arrastra al resto y también sabe que en este tema la confianza es el único instrumento eficaz cuando todo lo dicho se respalda con acciones políticas eficaces y oportunas.
Para hacer aun mas complejo el tema, los principales operadores del mundo se debaten entre si estamos a las puertas de una inflación o de la aún más temida deflación de las economías, con su efecto opuesto, ya que a diferencia de aquella, produce una especie de parálisis generada a partir de la caída generalizada de los precios de bienes y servicios.
Por eso es un deber encender luces de información confiable, para por lo menos saber a que atenerse y como obrar en consecuencia.
Este gobierno salió de los organismos multilaterales de crédito de los que somos parte, como el FMI por ejemplo y desde el vamos se liberó de necesitar autorización parlamentaria para endeudarse. Terminó por aumentar de catorce mil a mas de dieciocho mil millones de dólares la deuda externa, pero ahora en deuda llamada soberana, la que está diseminada por el mundo en manos de particulares, entidades financieras y fondos especiales de inversión. Es una realidad que ante cualquier dificultad tendremos absolutamente atomizada la interlocución.
Mejor no pintar más muros criticando al Fondo Monetario, o al BID o al Banco Mundial, como lo han hecho siempre, aunque estando en el poder le han pagado todo anticipadamente. No sería serio hoy afirmar que de esta agua no beberán, menos aun después del aumento desmedido del gasto publico, cuando no se ha aprovechado el tiempo de bonanza sin precedentes que termina y mientras hoy el crédito internacional cae y crece sin pausa el riesgo país en la región.
El gobierno debe explicar su visión sobre la crisis, no sólo a su bancada, sino al país todo que tiene derecho a saber que ve el gobierno desde su privilegiada posición, sobre la realidad que se avecina. Hay un deber de informar a la nación, que es esencialmente del gobierno y debiera cumplirlo de inmediato. El futuro por definición es incierto, pero si se dispone de la información a tiempo, será posible evitar males mayores al operar con razonabilidad y en drección de las previsiones disponibles».
Representante Nacional – Partido Colorado- Uruguay.