Día del Patrimonio. Para el fin de semana trazarán 2.500 metros de fortificación del siglo XVIII. En predio del BSE exhibirán hallazgos arqueológicos de muralla Buscan inversores para conservarlos. Arquitectos creen que hay que crearlo para que no se agote, según consigna la nota de María Eugenia Lima en el diario El País en su edición del 1º de octubre de 2008. Montevideo volverá a estar fortificada el 4 y 5 de octubre, pero esta vez sólo simbólicamente. A través de una intervención, un grupo de arquitectos trazará en el suelo, con una línea naranja, la muralla que protegía en el siglo XVIII a la ciudad colonial. «Este pasado de Montevideo estaba oculto y pensamos que se podía poner al descubierto con una operación simple y económica», explicó Marcos Castaings, uno de los seis integrantes de Fábrica de Paisaje, el equipo de cinco arquitectos y un bachiller que elaboraron la propuesta Topografías Históricas que presentarán este Día del Patrimonio. Los otros creadores son: Fabio Ayerra, Martín Cobas, Javier Lanza, Diego Pérez y Federico Gastambide. La idea de marcar el trazado de 2.500 metros de la muralla surgió luego de que el Banco de Seguros del Estado (BSE) los convocara para «presentar en sociedad» los restos de fortificación que hay en el terreno de ese organismo, en las calles Piedras y Bartolomé Mitre en Ciudad Vieja. Allí hay 60 metros de muralla, la porción más larga que queda en pie. LÚDICO. La propuesta «tiene cierta parte lúdica y educativa», indicó Ayerra. El 4 y 5 de octubre, «en la plaza Independencia, se darán folletos informativos con los que la gente recorrerá la muralla por la línea naranja. Podrán ver por dónde entraban a la ciudad y dónde estaba la Ciudadela», explicó. A diferencia de lo que muchos creen, la puerta de la Ciudadela no era por donde se ingresaba a la ciudad de Montevideo en el 1800, sino que conectaba a la ciudad con la Ciudadela, que era una fortificación donde estaba la cárcel colonial y el cuartel de la época. «La Ciudadela estaba ubicada donde hoy está la plaza Independencia», indicó Castaings. Para entrar a la ciudad había dos puertas: el portón de San Pedro y el de San Juan. Todo esto va estar marcado en el suelo con las líneas naranjas para que la gente lo pueda recorrer el sábado y domingo próximos. También se podrá apreciar la forma que tenían los cuatro bastiones de cada esquina de la Ciudadela, que servían de defensa militar. El trazado lo harán con pintura y vinílicos «para que sea fácil de quitar», explicó Castaings. La intervención empezó ayer y demandará unos tres días. La harán durante la noche para no molestar el movimiento de la Ciudad Vieja y como forma de sorprender al público, que de la noche a la mañana verá pintadas en la calle líneas coloridas e inscripciones explicando hechos históricos, indicó Ayerra. La fortificación comenzó a construirse en 1742. Lo primero que se hizo fueron los fosos. Y culminó en 1780. Como era un mecanismo de defensa tenía doble muro: la escarpa y la contraescarpa y en el medio, en algunas partes, había tierra, explicó Castaings. Ayerra dijo que «hay pequeñas teorías sobre el trazado exacto de la muralla, pero el recorrido general se sabe bien por dónde pasaba. Si uno superpone la muralla con la ciudad actual se ve que la división de los predios se hacía por donde pasaba la muralla, aprovechaban el muro (la escarpa y la contraescarpa) y se usaba como medianera de una casa». Hay pedazos de muralla en sótanos de edificios y otros en espacios públicos, como en el edificio de los juzgados, atrás del Teatro Solís, dijo Castaings. En el recorrido, cuando la gente llegue al terreno del BSE va a tener un «info box» donde habrá guías que darán información acerca de dónde están ubicados los tramos de muralla aún en pie. En ese «info box» también se van a proyectar imágenes históricas de la muralla y va a haber información del libro de Carlos Travieso, adelantó Ayerra. HALLAZGOS. Quienes visiten el predio del Banco de Seguros, de Piedras y Bartolomé Mitre, también podrán conocer los resultados de la investigación de un grupo de arqueólogos que trabajó para establecer el valor histórico que tiene el tramo de muralla que está en ese terreno. La investigación arqueológica se realizó a través de un convenio entre la Facultad de Humanidades y Ciencias, la Intendencia de Montevideo y el BSE, que es el dueño del predio. Comenzó en octubre de 2007. La excavación terminó en junio de 2008. Ahora analizan lo que encontraron y arman las conclusiones, dijo la arqueóloga Elizabeth Onega, drectora del equipo de investigación. Los 60 metros de fortificación del predio del BSE están compuestos por «un tramo que unía el Cubo del Sur con la batería de San Pascual», explicó. Las baterías eran salientes defensivas donde se apostaban cañones y soldados, había varias a lo largo del cordón amurallado. Agregó que ese «es un fragmento de la escarpa (muralla interna). Después hay otro tramo que pertenece a la contraescarpa (muralla externa) de la batería de San Pascual». «Tratamos de tener datos constructivos del sistema defensivo que hay en el predio y ver las modificaciones que fue teniendo el predio», explicó la arqueóloga. A lo largo del tiempo este terreno, de 3.500 metros, fue teniendo distintos usos. «Primero estuvo el sistema defensivo, después -cuando las murallas se tiraron (1833)- quedaron pequeños tramos de muro. Los predios fueron loteados y vendidos. Los primeros usos fueron para barracas», contó Onega. Entre las barracas que se instalaron estaba la Mac Eachen y la Buxareo, que compraron los predios y los anexaron. También funcionó en el terreno la caballeriza «Jockey» (1901) y, a principios del siglo XIX, la empresa Sala Idiarte & Boffill, que funcionó hasta mediados del siglo XX y ahí es cuando el BSE compró el terreno, detalló. Cuando se construyó Sala Idiarte & Boffill se cortó a la altura del tramo de escarpa y se construyó por encima. Estos detalles sobre la muralla surgieron de la investigación arqueológica. En parte del predio funcionó también la escuela Cuba. «Se levantaron y tiraron paredes para estos distintos usos y eso modificó los restos de muralla en pie», indicó Onega. «Encontramos un empedrado del siglo XVIII, principios del XIX, posterior a la construcción de la muralla. Y restos de estructuras relacionadas con Sala Idiarte & Boffill, que fundía metal porque era una barraca de hierro», precisó. Los arqueólogos descubrieron que la muralla no fue construida tal cual decían los planos originales: «Figuraba que el foso era forrado de losetas de granito y en realidad encontramos que se componía de la roca madre que fue alisada y no estaba forrado», dijo. Los arqueólogos recomendaron que se preserve la muralla que está en el predio y se exhiba al público. El BSE lo pondrá a disposición de inversores con ese fin, informó Mario Castro, vicepresidente del organismo. «Presentamos patrimonio nuevo» n «¿Qué tan pequeño es nuestro pasado? ¿En qué medida es el Día del Patrimonio un evento inagotable? ¿Hay una preocupación en la sociedad contemporánea por seguir generando un nuevo patrimonio?». Esta es una reflexión sobre el carácter del Patrimonio, que el equipo Fábrica de Paisaje presenta en el folleto explicativo sobre la intervención Topografías históricas, con la que el grupo de arquitectos recreará 2.500 metros de trazado de lo que era la fortificación que protegía al Montevideo Colonial del siglo XVIII. El arquitecto Fabio Ayerra, integrante de Fábrica de Paisaje, dice que «Uruguay no genera patrimonio nuevo. Uno de los problemas del Día del Patrimonio es cómo generar patrimonio nuevo ya que podés ir, por ejemplo, una, dos veces al Solís pero ¿cuántas más?». «El patrimonio entendido como algo que es histórico y una historia lejana en algún momento se autoconsume, porque cuántas veces vas a ir al Solís», coincide Marcos Castaings, arquitecto miembro de Fábrica de Paisaje. Castaings indica que la idea de la intervención que recrea el trazado de la muralla «es presentar un patrimonio nuevo, que está siempre ahí pero se puede redescubrir porque no está visible». En el folleto que se repartirá en la plaza Independencia el próximo 4 y 5 de octubre se indica que «el pasado histórico de Montevideo, que en cierta medida compone el grueso de su patrimonio, todavía está en gran parte por redescubrir y valorar. En ese sentido el Día del Patrimonio es una instancia anual que afortunadamente se ha convertido en una costumbre para los uruguayos. Sin embargo, si pretendemos que este patrimonio sea un legado de cierta importancia para las siguientes generaciones no podemos tomarlo como una preexistencia estática». En el Día del Patrimonio habrá otras actividades para recordar la fortificación de Montevideo del siglo XVIII. El sábado 4 de octubre en el espacio cultural «Al pie de la muralla» se podrá visitar parte de las fortificaciones que están allí. A las 10 estará la visita guiada de «Cubo a Cubo», encabezada por el profesor historiador Alejandro Giménez y el escribano Raúl Baroffio. Muro de dudosa utilidad La construcción del sistema de defensa de Montevideo «tuvo problemas de dinero», dijo la arqueóloga Elizabeth Onega. En 1742 comienza a hacerse la fortificación y recién 40 años después se completa. «Como se hizo por partes, cuando el sistema Norte estaba terminado, el Sur tenía problemas defensivos», indicó. «El ingreso de los ingleses se produjo porque en el lado Sur había roturas en la muralla, tapadas con cueros», aseguró. Durante la invasión portuguesa se habló de tirar la muralla abajo porque tenía problemas defensivos y no había armas, entonces la población estaba acorralada. «Artigas pidió que se mantuviera», dijo. Pero en 1833 empiezan a tirarla abajo de a poco.
Fuente: Diario El País Digital. http://www.elpais.com.uy