Por Fernando Serantes deaquipalla2002@yahoo.es desde
Galicia, España.
Había
una vez…
Una conejita viajera, que andaba por todo
el mundo subida a su globo aerostático.
La conejita viajera en sus viajes y
aventuras ha hecho muchos amigos
y ha conocidos los lugares más lejanos de
la tierra .
Una vez que paso por mi casa le pregunte,
– ¿Qué buscas en tus viajes conejita?
y ella me conteste ,
– Dicen que al final del Arco Iris se
encuentra
un tesoro , pero no un tesoro cualquiera
, si no uno muy especial .
– ¿Cómo que muy especial?
– Si, es un tesoro, que no se ve a simple
vista, si no que se
encuentra con el corazón y para
encontrarlo hay que estar muy atenta, y tener
el corazón preparado .
Y así la conejita le explico que no hay
un solo Arco Iris, si no que
cada uno de nosotros tenemos un Arco Iris
y por lo tanto un tesoro para
encontrarlo con nuestro propio corazón .
– y, ¿has ayudado a encontrar algún
tesoro?
Entonces la conejita viajera le contó a
su amigo como una vez viajando
por el norte de la península Ibérica les
ayudo a dos papis, que estaban
muy preocupados y encerrados con los
problemas que solo se buscan los
mayores a abrir su corazones.
-Y una vez que sus corazones estuvieron
preparados pudieron ver un Arco
Iris que nacía justo en la pared del
dormitorio de su hija Uxia.
mi globo y viajamos siguiendo la ruta que
ellos me iban indicando,
ya
que solo ellos solo podían saber como llegar al final de su Arco Iris
y por lo tanto a su propio tesoro …
¿Sabes a donde encontramos su tesoro?
– No, ¿en donde lo hallaron?
– El final de su Arco Iris terminaba en
la cuna y más precisamente en
la carita sonriente de su hija Uxia ….
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