Pronunciamiento del movimiento Fogoneros en su quinto aniversario celebrado el pasado 19 de junio de 2008. «Con Artigas, por una patria para el pueblo y no para la oligarquía. Cada 19 de junio se asoma con más significado, con más contenido.
El Natalicio del militante más destacado de nuestro pueblo, de José Artigas, y todo el proceso revolucionario que él protagonizó, se encuentran con el nacimiento de una nueva organización de orientales que es continuadora de esa lucha: FOGONEROS.
Este nuevo aniversario del Natalicio del Protector de los Pueblos Libres se encuentra con una contraofensiva del imperialismo de enorme magnitud.
Como respuesta a la rebeldía creciente de los pueblos latinoamericanos manifestada en gobiernos populares, levantamientos y guerrillas, el imperialismo intenta recuperar sus fuerzas para seguir usurpando nuestro rico continente.
Interviene Haití, con la triste colaboración de gobiernos cipayos, lanza la IV Flota, con fines intervencionistas, el próximo 1 de julio, alienta el «separatismo» en Bolivia, Venezuela y Ecuador, intenta golpear al rincón más fortalecido de la resistencia latinoamericana, bombardeando campamentos guerrilleros, intentando que la cruzada contra nuestros pueblos, llamada «lucha contra el terrorismo», golpee a todos quienes construyen o reconstruyen fuerzas para disputarles poder en todos los terrenos, que
golpee a sus espacios de articulación continental, que presione para aislar a las fuerzas revolucionarias.
También promueve Leyes Antiterroristas, la cual encontrará espacio en nuestro país sino le oponemos una férrea resistencia, pues nuestro país ha sido comprometido en esta lucha que beneficia a los yanquis, estableciendo una fuerte coordinación de los servicios de inteligencia para intentar frenar la gestación de un polo de poder que amenace sus intereses.
Nuestro país es parte de esta realidad atravesada por la contradicción que define la realidad de nuestro tiempo: o el imperialismo o los pueblos.
Contradicción hija de la estructura de nuestro país. De la estructura capitalista dependiente que se ha consolidado por la intervención del imperialismo y la complicidad de la oligarquía que traicionara a Artigas. Y es el imperialismo el que dispone qué se hace y qué no se hace.
Cuándo es necesario un golpe de estado, cuándo es necesario que se pague más deuda externa, cuándo es necesario invadir un país hermano.
Para decidir qué hacer con nuestra Patria, como nuestro pueblo disponga, no queda otro camino que liberarnos del imperialismo: ese es el objetivo principal. El imperialismo es el enemigo principal.
La resolución de esta contradicción con la victoria del pueblo habilitará la resolución de las demás.
Si no nos liberamos del imperialismo, si no concentramos nuestros golpes y nuestra lucha en esa tarea, las demás disputas serán tiempo que le damos al enemigo principal. Serán potenciales fuerzas de la resistencia que se dilapidan en contradicciones secundarias. Eso es condenar al pueblo a luchas intestinas y perpetuar la dominación imperialista.
Las fuerzas deben ponerse para combatir al enemigo. No se pueden dilapidar más fuerzas en antagonizar entre sectores del campo popular y dejar las filas de la resistencia.
Debemos retomar la tradición antiimperialista de nuestro pueblo y señalar al enemigo, dejar en claro quienes son los responsables de nuestros padecimientos, no permitirles que vengan a pasearse como nuestros salvadores.
Llamamos a mantener encendida la llama de la resistencia antiimperialista y a unirnos para asumir esa tarea.
Decimos con el Che: «Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo».
Esto solo lo lograremos si le quitamos los instrumentos de poder.
Si no le disputamos el poder, si no le arrebatamos el poder, todo seguirá igual. Nuestras riquezas y el fruto de nuestro trabajo se los continuarán llevando las potencias del norte y nosotros aumentaremos nuestra miseria.
Si nuestra lucha no va destinada a tomar el poder, a que sea el pueblo el que mande, en definitiva, a que cuente con los instrumentos para ejercer su soberanía, dilapidaremos nuestros esfuerzos y seguirán mandando ellos.
«El poder es el objetivo estratégico sine qua non de las fuerzas revolucionarias».
Para que el pueblo tenga el poder en sus manos hay que debilitar el poder de sus enemigos.
Eso lo logramos confrontándolos. De esa manera iremos construyendo el poder del pueblo: el Poder Popular.
El Poder Popular es la fuerza con la que cuenta el pueblo para defender y sostener sus intereses. El pueblo lo ejerce desde sus propios órganos de poder, tanto políticos como sociales.
Lo ejerce desde los organismos que el pueblo va construyendo para defender sus intereses, sin más compromisos que con el mismo pueblo. Ese poder que se va construyendo al calor de la lucha, se tiene que ir desarrollando de manera integral.
Los orientales lo caracterizaban con rotunda precisión: «el pueblo oriental es éste: el reunido y armado conserva sus derechos».
Esto es política revolucionaria.
El propio régimen nos muestra qué política es votar cada 5 años. Y en las vísperas de las elecciones esto se hace cada vez más reiterado. Pero esa es la política del régimen que beneficia a unos pocos.
Es central, para lograr las grandes transformaciones, dejar en claro que hay otra política, la única política que le sirve al pueblo: la política revolucionaria, que se ejerce con el Poder Popular, destinada a arrebatarles el poder, destinada a derrotarlos.
Debemos sacar la política de las urnas y ponerla en la calle para hacerla revolucionaria.
Y ésta política, la revolucionaria, necesita de un instrumento decisivo para dinamizarla, para desarrollarla integral y unificadamente, para hacerla efectiva, para transformar los organismo naturales del pueblo en verdaderos órganos de Poder Popular. Este instrumento es la organización política revolucionaria.
Porque, como dice nuestro Documento Base, «para transitar victoriosamente esta estrategia se hace necesario construir una fuerte organización para la lucha.
Sin una organización que sirva de vehículo y de cause común a las voluntades del pueblo no podremos barrer el viejo orden para construir el nuevo mundo para un Hombre Nuevo».
En esa perspectiva, contribuyendo en la creación de ese instrumento surge, hace 5 años, lo que hoy se conoce como FOGONEROS.
Y surge en la lucha por los más humildes, en «cantegriles» y en luchas estudiantiles. Es producto también, de la resistencia del 2002.
Protagonistas de esa gesta fueron los que el 19 de junio de 2003 paren esta formación para dar de sí en la defensa de los intereses populares. Y lo hacen en esta fecha pues el proyecto que se organiza es continuidad histórica de la lucha que nuestro pueblo ha venido dando. Y se funda con la consigna que lanzara el propio Artigas para convocar a su pueblo: vencer o morir.
Desde aquella fecha se ha aportado en el camino del Poder Popular. Se ha instalado en la escena nacional una referencia política de lucha, se ha calificado la resistencia, se ha construido poder en el combate y en la inserción, construyendo organización en «cantegriles» y pueblos del interior, en centros de trabajo o de estudio, se ha sostenido la resistencia antiimperialista contra el FMI, contra el Tratado de Protección y Promoción
de Inversiones, contra el TIFA, contra la visita de Bush y contra la Embajada de Estados Unidos y sus multinacionales. Hemos alimentado los golpes contra el imperialismo y la unidad para luchar contra él.
A su vez, construimos la unidad de las fuerzas revolucionarias del continente, con la mira puesta en la Patria Grande, siguiendo el ejemplo del Protector.
También aportamos en la reivindicación del recordado 19 de junio pasado.
El 19 de junio próximo pasado se cumplía un nuevo aniversario del natalicio de nuestro prócer José Artigas, el cuarto aniversario de nuestra organización y el gobierno lo decretaba Día del Nunca Más, intentando enterrar la lucha revolucionaria.
En ese marco, Fogoneros salen a la calle y realizan un corte de la Avenida 18 de julio, a la altura de la Universidad, para conmemorar el aniversario de la organización y reivindicar la lucha revolucionaria y a Artigas como un exponente mayor de la misma.
Frente a esto el gobierno monta un operativo que fue fiel reflejo de la importancia que le dieron al mismo.
El operativo policial, que incluyó el despliegue de varios equipos de choque, fue comandado por el propio jefe de Policía. Este estuvo en la explanada de la Universidad junto a todos los integrantes del comando de la Jefatura de Policía conduciendo «in situ» cada fase de las operaciones.
Se desplegó a casi todos los equipos de choque disponibles. Todos los efectivos del Grupo Especial de Patrullaje(GEP) -un equipo de choque de la Seguridad de la Jefatura- y varios del Regimiento de Guardia Republicana(RGR) -con sus dos cuerpos: Guardia Metropolitana (infantería policial) y Guardia de Coraceros (caballería policial); algunos uniformados de la dependencia de Seguridad y personal de civil del Departamento de Operaciones Especiales. También personal de la dependencia Nacional de Información e Inteligencia. El despliegue de efectivos fue apoyado con vehículos y carros hidrantes del RGR.
La autodefensa hizo frente con lo que tuvo al alcance.
El resultado fueron cuatro detenidos, el desenmascaramiento de quienes se pretenden conciliadores y el fogueo de un puñado de orientales que no está dispuesto a amilanarse y abre con su ejemplo el camino de la resistencia y la liberación.
Pues, precisamente, Artigas y su proyecto mantienen total vigencia, no es algo del pasado, es un programa de lucha para el presente.
La Revolución Oriental nos empuja con todas las fuerzas de la historia, nos recuerda nuestro pasado rebelde y la patria por construir.
Nos enseña que la contradicción principal está entre el pueblo y la oligarquía, entre una patria que quiere ser libre y un poder extranjero que pretende continuar dominándola. Nos enseña que es contra él que debemos concentrar nuestros golpes y unirnos todos los que nos perjudicamos por la dependencia. Pero, a su vez, que esa unidad sea protagonizada por los más humildes, para que después del triunfo de la revolución nacional el proceso avance hasta el final. Como en los tiempos de Artigas, que luego de derrotar a los españoles, los Reglamentos de Aduana y de Tierras, protegen el desarrollo nacional al controlar el comercio exterior y se va hacia la socialización del medio de producción por excelencia en la época: la tierra.
Hoy eso es posible con el socialismo y este a su vez requiere que el triunfo de la revolución nacional antiimperialista consagre una patria libre, soberana.
También nos ha legado una clarísima concepción del poder. Para los orientales, el pueblo «reunido y armado conserva sus derechos». De esa forma el pueblo reunido en los fogones defenderá sus intereses contra la potencia extranjera y la oligarquía cipaya.
La bandera de Artigas es la bandera de los pueblos libres, que unidos se defienden y se respetan, es la expresión de una visión de Patria Grande que fue quebrantada por la penetración imperialista, pero que hoy vuelve como una necesidad, y como un sentimiento inquebrantable.
La construcción de la Patria Grande a partir de la unidad de los pueblos y las fuerzas revolucionarias es una tarea imprescindible y que hoy contribuimos a hacer realidad.
Ese es el verdadero Artigas, y este es el verdadero legado de la Revolución oriental.
Legado que ha estado presente en las montoneras federales, en las luchas obreras y estudiantiles, en la resistencia armada.
Y hoy los Fogoneros venimos a asumir ese legado con responsabilidad y sacrificio, con humildad y con la mayor decisión.
Venimos a quebrar la injusticia. Venimos a terminar con el Uruguay para unos pocos.
La aberrante situación de que exista un país rico en alimentos y un pueblo que no puede acceder a ellos. El pueblo que construye la patria con sus manos se muere de hambre y se enriquece la oligarquía que exporta nuestros productos y la que importa los mismos productos, pero más caros. Este es el resultado de la sumisión al imperialismo.
No queda otro camino que la revolución para alcanzar la total liberación.
A esa tarea los convocamos.
A combatir al imperialismo y a la oligarquía, a crear Poder Popular para luchar desde nuestros propios órganos de poder, a construir organización política revolucionaria, a seguir engrosando las filas del pueblo fogonero.
La realidad sabe de injusticias pero también de rebeldías. El compromiso y el amor por nuestro pueblo consolidan nuestras fuerzas.
Las luchas de hoy van preparando las victorias de mañana, y alumbran el futuro de donde marche un pueblo libre en un mundo nuevo disfrutable por todos. Porque Artigas vuelve fogonero con nuestro compromiso por una patria para el pueblo y no para la oligarquía.
Vencer o morir.
FOGONEROS.