Una vez más compartimos el punto de vista sobre un
suceso de la coyuntura política de parte del diputado colorado, Alberto
Scavarelli, en esta oportunidad titulado: «Cuidadosamente atrapados».
«Hay una expresión acuñada, que refiere a la construcción de la agenda política.
Se trata de poner en el escenario, temas que lleguen a la opinión publica.
Un desafío diario del gobierno y de la oposición, tratando que los medios pongan
los hechos agendados en conocimiento de todos.
Penetrar en esa compleja red de opinión con eficiencia y permanencia es un desafió
complejísimo. Si es malo que no se sepa lo bueno de lo hecho, resulta aun
peor que se imponga lo mal hecho.
Lo que resulta curioso cuando se tiene el poder del modo que lo tiene el gobierno
actual, es que en medio de una bonanza económica regional como no se tiene
memoria, y en consecuencia con una recaudación de impuestos de magnitud
inusitada y creciente, sin embargo con la pasión del cambio por el cambio
mismo, el gobierno se introduzca en caminos de difícil retorno que han
comprometido a esta altura casi definitivamente su suerte política de predominio
absoluto.
Es un secreto a voces el despilfarro del capital político que las circunstancias
pusieron en sus manos en la ultima elección y que se ha dilapidado haciendo uso
y abuso de un ejercicio del poder político en monopolio en todos los
escenarios posibles, con lo que han quedado también y en consecuencia,
con el monopolio de la responsabilidad de sus actos sin atenuantes ni excusas
posibles.
Los corrales que pacientemente ha construido para encerrarse dentro, son varios
y muy bien elaborados.
La reforma tributaria y en ella el IRPF parece impuesto por la oposición. No hay
gente conforme con el impuesto y si la hay solo lo esta bajo el eslogan de
gravar con impuesto a otro que no sea el mismo. En cambio hay mucha más gente
de la que se piensa que ya es mucha, que siente el impacto en su vida cotidiana
con la aplicación del impuesto a su sueldo o a su jubilación llamados renta
solo en esta parte del mundo.
No solo padece el que paga, sino su entorno, que va desde su cónyuge, parejas,
hijos, padres, suegros, amigos, gente que le hacía al que paga trabajos menores
de todo tipo, en fin, un entorno que siente que el impuesto no la he hecho nada
bien y nada le ha dejado, sino que por el contrario le ha perjudicado, mucho o
poco pero perjudicado al fin y naturalmente no esta nada feliz con el partido
en el gobierno.
Al ver la situación, al prosperar los recursos presentados ante la Suprema Corte de Justicia y con el dictamen favorable del Fiscal de Corte avalando la
inconstitucionalidad, mientras toma un enorme impulso la recolección de firmas
para la enmienda constitucional que deja fuera de la voracidad fiscal a las
jubilaciones y pensiones que estamos impulsando, los operadores del gobierno se
enojan públicamente y se arrepientes del IRPF en privado. Fuera del escenario
de lo actuación publica, es frecuente sentir la certeza del error cometido al
implantarlo.
Pensemos un momento.
Si en lugar de todo este escenario, se hubiera dejado el sistema como estaba,
se ponía un impuesto razonable, que no es este, a los honorarios profesionales
y se ajustaba el control reciproco del IVA con un sistema amplio de descuentos,
y con tasa cero o mínima a los productos según su esencialidad en la canasta
familiar, en un tiempo de cuerno de la abundancia rebosante, no habría poro
posible por donde ver que el gobierno y su partido se desinflara como lo esta
haciendo.
Se les dijo de buena fe desde el principio, cuando aun solo era un proyecto difuso
y un propósito a impulsar. Como siempre no se escucho nada ni a nadie.
Ahora se sienten los crujidos, no hay vocación de desandar lo andado, y del aumento
de una franja mínima, no solucionará el problema. Estos ajustes se sientes de
fuente especulativa y preelectoralista tan evidente como insuficiente.
Si se quería hacer así, con todos los medios técnicos al alcance del gobierno
y con el apoyo externo contratado, bien se pudo ser justo desde el principio,
en la injusticia de un IRPF, que pretende llamar rentas al salario que se
recibe del trabajo o la jubilación, tal como se ha hecho.
Por supuesto hay mucho más: la guerra absurda de botones en que se ha transformado
el tema de los empadronamientos y patentes de automóviles, y la situación de
los montos de las contribuciones inmobiliarias desmedidas. Pero esos son
situaciones en proceso de encierro en otros corrales similares, que son también
cuidadosamente construidos. En fin que como dice el dicho, cada uno es cada uno
y cada cual es cada cual. El problema es que la suerte en juego es la de todos
y las duras consecuencias de estos errores,
permanentes, mientras el gobierno que esta en tiempo de recodo, es a término por
definición.
Representante nacional – Partido Colorado – Uruguay.