«Endeudándose alegremente» es el título de la columna que en
esta oportunidad nos entrega el diputado colorado Alberto Scavarelli.
«Las fiestas se festejan, pues para eso son.
Es natural que en ellas, en el ejercicio de la feliz tarea de festejar, se gaste
más en regalos, cenas y paseos. Consumo estricto al que se sucumbe en medio de
intensísimas campañas publicitarias, hasta hacernos caer en peligrosos
consumismos.
Para pagar esos gastos extraordinarios de fin de año ha sido la conquista
del aguinaldo obligatorio, que en tiempos de mis padres, era una suma que el empleador
pagaba o no según quisiera y como premio al trabajador por su aptitud y
dedicación al llegar el fin del año.
Cuando el aguinaldo pasó a ser un décimo tercer sueldo, que luego se fraccionó
en dos partes semestrales, este devino en un salario más. Se ganó a partir de
entonces en seguridad y en disponibilidad con certeza de percibir esas sumas.
Nacería así el gasto extra de fin de año y las conocidas cuotas aguinaldo con
la que se pagan las compras que se hacen a lo largo del año.
En estos días finales del 2007, aparecieron los préstamos especiales para los
pasivos que concedió el Banco República, el banco de fomento de todos los
uruguayos.
En si misma esa línea de prestamos, significó que por lo menos cien mil créditos
a pasivos fueran concedidos en pocos días. Se trata de préstamos por un
equivalente promedio de dos meses de pasividad de un jubilado.
Claro esta que los pasivos no cobran aguinaldo, lo que significa que para estas
fiestas muchos pasivos comprometieron dos meses por lo menos de su pasividad
anual, para gastarlos ahora en consumo neto durante las fiestas de fin de año.
Seguramente habrá quienes con ese dinero, repararon su casa o compraron algo necesario,
pero todo indica que la enorme mayoría de los jubilados que pidieron estos
préstamos, simplemente pidieron prestado para consumirlo en regalos,
cenas y festejos, en ocasión de navidad y fin de año.
No se me entienda mal. Que mejor que quienes trabajaron toda su vida, hoy que
las circunstancias lo permiten , tengan oportunidad de contar con algo de
dinero extra para gastar. Lo malo esta en que se les presta, en lugar de pagarles
un aguinaldo hoy que se puede, como ayer sucedía porque se podía, y como hace
tanto que no se les da como sucedió el los últimos años porque lamentablemente
no había capacidad de darlo.
Me parece muy bueno que hoy, en un tiempo de bonanza como nunca antes en los
últimos cien años ha tenido el Uruguay y la región, se facilitara el dinero.
Con esa disponibilidad en enormes cantidades, que termina en manos del estado a
consecuencia de muchas causas y principalmente por la aplicación de una feroz
reforma tributaria con impuestos también a esas mismas pasividades, existen hoy
recursos para prestar, pero el problema es que luego cada pasivo lo tendrá que
devolver.
El tema que nos desvela una vez más es el sobre-endeudamiento individual de la
gente. Porque los pasivos no tienen aguinaldo, y mas allá del aumento que
a ellos les corresponde constitucionalmente y por el que deberá percibir próximamente
un 13 por ciento de incremento, lo cierto es que muchos de ellos han quedado
severamente sobre-endeudados, y muchas veces con tarjetas de crédito al rojo
vivo, situación esta que por supuesto no es exclusiva de los jubilados.
Esta estimulación al consumo por el consumo mismo desde el estado, nos parece
por lo menos preocupante se fomente el gasto por el gasto mismo. Para eso debió
pagarse el merecido aguinaldo, lo que sin duda seria más justo.
Se trata de tener presente que debiéramos ser todos muy prudentes en el endeudamiento
para consumir con consumismo, para no caer luego, en el sobre endeudamiento con
las consiguientes preocupaciones que luego conlleva, incluido el aumento de la
angustia y de presión arterial.
Un jubilado no tiene oportunidad de otro ingreso extra que excepcionalmente ya
no tenga si lo tiene, por lo tanto su capacidad de repago es rígida, y solo se
flexibiliza con la generosidad estatal, si es que el año preelectoral inspira
en el gobierno a quienes puedan ponerla en practica.
Todo sin duda esta lleno de buenas intenciones, que como siempre digo presumo
por formación, pero mis abuelos me enseñaron hace mucho tiempo, que también
el camino al infierno esta empedrado de buenas intenciones.
Lo importante, es desearnos lo mejor y hacer cada uno lo que este a su alcance
para lograrlo juntos. Un muy feliz 2008 y nuestro reconocimiento a ustedes
queridos lectores, y a estas páginas que semana a semana, recogen nuestro
sentir».
Representante Nacional – Partido Colorado – Uruguay.
http://www.scavarelli.com – albertoscavarelli@yahoo.com