Al término del 2007 el mensaje del diputado colorado Alberto Scavarelli está centrado en la necesidad en el ámbito político de la valoración y el respeto de la democracia por sobre todas las cosas.
En el equilibrado respeto cotidiano entre la poderosa estructura de los operadores del estado y el ciudadano -que es su fuente de legitimidad, razón de ser y recipiente de su accionar- está una de las claves de la convivencia democrática. Es bueno tenerlo presente tanto en el clímax embriagador del éxito, como en los tiempos en que se deba soportar la adversidad.
En nuestro Uruguay al llegar el fin del año 2007, los hechos se precipitaron. Conjurados los tiempos, aluvionaron algunas resoluciones judiciales de profundo impacto en la vida política y económica del país.
Procesamientos penales relevantes de personas vinculadas al quehacer político, ya sea por pertenecer a el o por haber actuado contra y sobre el mismo, o con jugados respaldos políticos dados al mas alto nivel a titulares de conductas judicialmente consideradas penalmente sancionables. Al mismo tiempo, una señera sentencia de la justicia civil, establece en esta semana, el fin de la legitimidad del mecanismo de las ocupaciones de lugares de trabajo por una minoría de personas, que muchas veces no pertenecen a la plantilla de trabajadores de la empresa ocupada. Casos en los que un pequeño grupo, ocupa y cierra los lugares de trabajo, contra la voluntad de la
abrumadora mayoría de los trabajadores que se oponen a esa ocupación de hecho, sostenida desde afuera por personas que actúan contra la expresa voluntad manifestada de esa mayoría. Lo sucedido con la empresa Divino, fue a estos efectos, un ejemplo de igual categoría que su denominación comercial.
Mas allá de toda otra consideración, queda claro que cada ciudadano compartirá o no el fundamento de cada una de las sentencias judiciales recaídas, pero la comprobación de su acatamiento pleno por todos, es un síntoma claro de una beneficiosa e imprescindible salud institucional del país, reconstruida paciente e inteligentemente desde 1985, tiempo al que hay que necesariamente sumar jalones históricos anteriores, que produjeron la
re-institucionalización posteriormente sostenida.
También es cierto que además del acatamiento formal -imprescindible y esencial- debe haber un acatamiento espiritual, que no significa que no se pueda o deba comentar o criticar los fallos recaídos, pero siempre con el debido cuidado de no menoscabar el libre y equilibrado funcionamiento de las instituciones.
Un día habrá que aprender, que la culpa no es de la justicia, ni de la prensa que los informa bajo su responsabilidad de acuerdo a la ley, sino de los porfiados hechos y la conducta de sus protagonistas.
Pero también es esencial a la convivencia democrática el respeto en el trato y la consideración de lo público con la ciudadanía.
Hoy asistimos a casos de ausencia total de la imprescindible sencillez republicana en el ejercicio de la función gubernamental de la que transitoriamente son titulares, por parte de algunos operadores del gobierno, o bajo sus improntas directrices, por parte de la administración.
No todos, es verdad, pero es notorio que hay áreas donde se esta actuando sin el debido respeto al ciudadano, casi al borde de la concusión o del abuso de funciones o desde la cuasi-arbitrariedad que es su mas dilecto instrumento.
Marcar la línea de estilos y conductas, desde el ejemplo y desde el instructivo preciso, es un mandato de la hora, mucho más cuando se gobierna la administración desde el monopolio excluyente de un partido único en el poder, en todas las áreas gubernamentales del país.
Una cosa es el estado fuerte e inteligente en el que creemos firmemente y otra el estado tiburón, invasivo y arrogante, que es un vicio imperdonable de la gestión democrática.
Es tiempo de análisis sereno, en medio de la vorágine de abrumadoras situaciones en nuestra comarca nacional y regional, pero también es tiempo de procurar poner las cosas en su lugar.
El tiempo pasa inexorable, y con el, el agotamiento del tiempo del ejercicio del poder por fuerte o poderoso que hoy parezca. El año próximo comienza en Uruguay el tiempo pre-electoral, y cada semana transcurrida, cada encuesta publicada, irá acortando inexorablemente el periodo de mandato y acercando en consecuencia la factibilidad de otras alternativas posibles de poder.
Las sociedades y las administraciones se acoplan a esos ciclos, y la función pública sobreviviente y permanente, que supo sobrevivir felizmente a la arbitrariedad prepotente de una dictadura, sabe por experiencia propia, que mas allá de los embates de impulsos voluntaristas sin sustento, a la hora de la hora, quienes hoy les mandatan pasarán, y les dejarán solos con su responsabilidad y sin la turbia protección de la obediencia debida. Por eso el cumplimiento de la ley, la racionalidad, el buen trato y el espíritu
constructivo en el cumplimiento del deber funcional, son el único amparo conocido.
Lo demás, solo son palabras que poco valdrán a la hora de la hora, cuando el sillón desde el que hoy se imponen facilismos, este ocupado por otras personas que la democracia siempre espera ilusionada, sean mejores que las que estuvieron antes.
Hace tiempo y en sentido coincidente, publicamos en estas mismas paginas, editoriales con nuestra firma que tituláramos entonces: «SIN EL DEBIDO RESPETO».octubre 2006 o en setiembre del 2006 «LA CLAVE DE BOVEDA DEL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE CONVIVENCIA DEMOCRÁTICO», o en Febrero de 2007, PODER EXCLUSIVO Y EXCLUSIVA RESPONSABILIDAD, o el 7 de setiembre de
2006: LA CLAVE DE BOVEDA DEL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE CONVIVENCIA DEMOCRÁTICO, entre otros. Nuestra preocupación sigue siendo por lo menos la misma de entonces y no solo para el Uruguay.
Creemos firmemente en la concepción republicana, constitucionalista y humanista del ejercicio de la función pública y del gobierno de una nación.
Por fuera de ella, sentimos que solo anida la peligrosa arbitrariedad y el abuso del poder, aun en el mero ejercicio funcional en su modesta y cotidiana relación con cada habitante del país, todo sin ingresar a analizar la deleznable acción de la corrupción, que es otro pero muchas veces emparentado tema.
Mientras tanto, renovamos la ilusión, con nuestros mejores deseos, de un venturoso año 2008, para vivirlo en paz, y en solidaria libertad.
Representante Nacional. Partido Colorado. Uruguay.
http://www.scavarelli.com/ – http://www.sociedaduruguaya.org:2095/horde/imp/message.php?index=3415