Capitanes de
Gustavo, uno de los coordinadores del proyecto, lo recibió con un cariñoso insulto y lo mandó bañar. «Sabés que es el ritual. Si volvés, tenés que sacarte la calle de encima», le indicó.
Es frecuente que los niños que vivieron mucho tiempo en la calle opten por regresar a ella, esporádicamente. «Quieren ver si son capaces de sobrevivir. Saben que éste es un hogar de puertas abiertas. Sólo les impedimos quedarse si no están en condiciones de irse. Pero siempre vuelven», explicó Gustavo.
La desvinculación con la calle es paulatina, pero una vez dentro del hogar los chicos asumen sus responsabilidades. Ellos se encargan de preparar la cena, lavar su ropa y tender sus camas. Además, todos tienen la obligación de recibir algún tipo de educación formal.
El objetivo es que, una vez preparados ellos y sus entornos, puedan dejar el hogar sin creer que éste es «el ombligo del mundo», en palabras de Gustavo.
Richard y Pablo, de 11 y 12 años respectivamente, viven en Capitanes de
Los dos afirmaron que les gusta vivir en Capitanes de
Fuente: Diario
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