Aduanas indagaba un presunto cargamento de armas, pero se encontró con 160.000 juegos falsos de la marca electrónica Nintendo y miles de repuestos de teléfonos celulares que sumaron un total de medio millón de dólares en mercaderías.

De acuerdo a un comunicado de la Dirección Nacional de Aduanas, en el marco de las actividades que realiza el organismo para prevenir acciones relacionadas con el tráfico ilícito de armas, se dispuso la retención de un contenedor en el Puerto de Montevideo a partir de una investigación que tuvo su origen en la utilización del sistema informático de la dirección aduanera.

Los funcionarios actuantes, que pertenecen al Departamento de Vigilancia Aduanera determinaron que, en la documentación que acompañaba el traslado del contenedor, desde China hacia Paraguay, se había colocado la numeración que correspondía a una partida arancelaria que se refería, entre otros ítems, a armas, municiones, bombas, granadas, misiles, cartuchos y proyectiles.

A fin de profundizar la investigación, la DNA solicitó el apoyo de la Prefectura Naval y juntos abrieron el contenedor, y de esa forma comprobaron que no se trataba de armamento, sino que hubo un error por parte del agente privado encargado de la tramitación al efectuarse la declaración correspondiente.

No obstante, en el cargamento fueron ubicados 160.000 cartuchos de videojuegos falsos, junto con miles de adaptadores de juegos para televisión o computadoras y sus respectivos cables conectores.

La indagatoria se extendió luego para dar cumplimiento a las acciones de prevención de delitos contra la propiedad intelectual, que viene efectuando Aduanas, por lo que fueron convocados representantes en Uruguay de la firma internacional a la que presuntamente pertenecían los artículos.

Los técnicos determinaron que efectivamente se trataba de productos Nintendo falsificados, para una de las líneas de consolas de la empresa, por lo que se efectuó la correspondiente denuncia ante el juzgado penal por una maniobra cuyo monto fue estimado en alrededor de U$S 500.000, en caso de que los productos hubieran llegado al mercado informal.

En el contenedor se ubicaron, además, miles de partes de teléfonos celulares móviles, como carcazas, teclados, baterías y memorias flash, todas sin marcas.