Por Ing. Maria Carolina Rivoir Vivacqua.
Consultora en Ingenieria Ambiental.
mcrivoir@gmail.com
El agua es uno de los recursos naturales más importantes para el ser humano, pues, además de ser necesaria para el surgimiento y mantenimiento de la vida en nuestro planeta, en la vida moderna, es indispensable para la realización de cualquier actividad humana. Dentro de los posibles usos del agua están: abastecimiento publico, transporte de personas y mercancías, generación de energía, producción y procesamiento de alimentos, procesos industriales, recreación, paisanismo y infelizmente además de esos usos es utilizada como transporte y disolución de efluentes domésticos e industriales.
Ese importante recurso natural esta distribuido de forma heterogenia por el globo. Donde las principales reservas hídricas son:
Océanos con 96,538%
Atmósfera con 0,00093%
Ríos con 0,00015%
Subterránea, humedad do solo con 1,688%
Lagunas con 0,0127%
Coberturas de Nieve, heleras e icebergs con 1,758%
Otras tales como biota con 0,0022%
Observando esos datos se puede percibir que su distribución no es homogénea entre las diferentes reservas y el porcentaje de agua dulce de fácil acceso es muy pequeña. Desafortunadamente sus reservas tampoco están distribuidas homogéneamente en los continentes.
La distribución heterogenia de la población humana por el globo corrobora en agregar importancia al agua. Según instituciones internacionales un tercio de la población mundial viven en países que sufren de estrese hídrico entre moderado y alto, donde el consumo de agua es superior a 10% de los recursos renovables de agua dulce.
Aproximadamente todos los 80 países que albergan 40% de la población mundial ya sufrían de estrese hídrico en los principios de los anos 90.
Se prevé que para el año 2020 el uso de agua aumentara en 40% y que será necesario aumentar la disponibilidad de agua para la agricultura en 17% para que se pueda aumentar la producción para atender el crecimiento demográfico.
Según la Organización Internacional de Trabajo será necesario incrementar en 36% la cantidad agua para seguir el ritmo de ese aumento de la población y atender adecuadamente las necesidades de 500 millones de personas para que no sigan estando mal nutridas.
El aumento de la demanda procedente de poblaciones con ingresos cada vez mayores, son factores que conducirán a un enorme incremento de la producción total de alimentos. En los grupos de ingresos más altos, la población seguirá caracterizándose por una demanda excesiva de alimentos de origen animal, lo que provocará un aumento de la producción de piensos.
Por lo tanto la presión sobre la agricultura y la producción de alimentos sumadas al crecimiento demográfico y el incremento de la demanda «per cápita» harán recaer sobre el medio ambiente cargas más importantes. Evidentemente que dicha carga se generará de manera desigual y tendrá efectos ambientales desiguales, pero en términos mundiales si no se actúa preventivamente sus efectos serán negativos y exigirán acciones concertadas y costosas.
En el siglo pasado, los tres factores que más se destacan por provocar aumento de la demanda de agua fueron crecimiento demográfico, desarrollo industrial y expansión de la agricultura irrigada. Los gestores de los recursos hídricos siempre creyeron que una demanda creciente vendría a ser satisfecha con un mejor dominio del ciclo hidrológico. Por lo tanto por todo el mundo tradicionalmente se construyó represas en los ríos para garantizar el recurso hídrico adecuado y constante para la irrigación, generación de energía hidroeléctrica y uso domestico. Aproximadamente 60% de los 227 mayores ríos del mundo fueron muy o moderadamente fraccionados por represas, desvíos, canales, provocando diversos efectos sobre el ambiente. Esta infraestructura proporciono beneficios importantes, como incremento de la producción de alimentos y energía eléctrica. Sin embargo los impactos ambientales negativos fueron siendo observados, identificados y cuantificados. Fundamentados en esos datos se pudo comprobar que en muchos puntos del sistema se hubo agotamiento de su capacidad. Particularmente, el agua tratada se viene tornando cada vez más cara y de difícil obtención.
La disponibilidad de agua y su calidad, que son ya totalmente insuficientes en gran parte del mundo, seguirán constituyendo un problema importante en las zonas rurales de los países en desarrollo y también en muchas poblaciones urbanas, que pueden enfrentarse al problema adicional de tener que pagar elevadas tarifas por su utilización. Las necesidades de agua registrarán un importante incremento, y en algunas grandes ciudades satisfacer la demanda será cada vez más caro, pues habrá que traer el agua de zonas distantes. La creciente producción de aguas residuales y de desecho obligará a ampliar las instalaciones de tratamiento, así como a realizar grandes desembolsos de capital. El reuso del agua en la agricultura será una forma de minimizar los costos en tratamiento y el consumo de fertilizantes. Sin embargo la utilización de este recurso requiere, en la gran mayoría de los países en desarrollo, el esfuerzo de reglamentar esta herramienta facilitadota del desarrollo sostenible y sustentable.
La permanente necesidad de desarrollo industrial a largo plazo para producir bienes, servicios y puestos de trabajo lleva a una producción de alimentos más intensiva, que a su vez estará más industrializada. En consecuencia, y especialmente debido al proceso de urbanización, aumentará en volumen e importancia la demanda de servicios de envasado, elaboración, almacenamiento y distribución de alimentos, y se incrementarán también los recursos dedicados a estas actividades.
Por consiguiente el agua que fue un recurso natural que tradicionalmente era considerado como abundante, hoy en muchos países de Latinoamérica, Brasil por ejemplo, están enfrenando escasez por no haber desarrollado políticas preventivas a la situación de estrés provocado por el aumento del uso y de la contaminación. Por lo tanto cuanto más temprano en el proceso de industrialización y de aumento de producción de insumos se adopten estrategias preventivas que incentiven el uso racional, la optimización del consumo y el reuso de agua más fácil será el desarrollo sostenible y sustentable.
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